[..] Hemos visto repetidamente que
la valorización-absolutización delusoria de los tres tipos de pensamientos
que describe la enseñanza se encuentra en la raíz de la tensión;

ahora bien, la forma en que esto tiene lugar merece una atención más detallada. 
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(1)   La valorización-absolutización delusoria de la Triple proyección de los 
« PENSAMIENTOS SUPER SUTILES»
(sujeto- acción -sujeto, etc..)
Produce la ilusión de un sujeto mental absolutamente
-          verdadero
-          valioso
-          importante
que parece ser:
-          distinto y
-          separado
de una serie de objetos igualmente
-          verdaderos
-          valiosos
-          importantes
y quien tiene una actitud específica hacia estos últimos
—la cual, estando basada en la ya mencionada ilusión de
-          verdad,
-          valor
-          importancia,

en todo momento implica
LA MANIFESTACIÓN DE TENSIONES.
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(2)   La valorización-absolutización delusoria de los
« PENSAMIENTOS SUTILES O INTUITIVOS»

produce la ilusión de un mundo constituido
por una pluralidad de substancias absolutamente
-          verdaderas
-          valiosas
-          importantes
las cuales pueden:
-          amenazar
-          beneficiar
-          al individuo,
quien se experimenta como una substancia igualmente:
-          verdadera,
-          valiosa
-          importante,
y en consecuencia se preocupa por su suerte
—lo cual, como es lógico,

NECESARIAMENTE IMPLICA TENSIONES.
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(3)   La valorización-absolutización delusoria de los
« PENSAMIENTOS BURDOS O DISCURSIVOS »
da lugar a nuestros errores conceptuales, que experimentamos como si fuesen
verdades absolutas
con un valor y
una importancia desmesurados
—lo cual implica la posibilidad de equivocarnos o de ser refutados por otros, perdiendo con ello nuestro prestigio e incluso la ideología de la cual derivamos una ilusoria seguridad, 
y,  EN CONSECUENCIA, PRODUCE TENSIONES.
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La valorización-absolutización delusoria y en general el funcionamiento de cada uno de los tres mencionados tipos de pensamientos está basado en la del anterior, de modo que, en última instancia, es la valorización-absolutización delusoria de la «triple proyección» la que se encuentra en la base de toda tensión.
De hecho, la tensión es concomitante con la ilusoria dualidad sujeto-objeto, ya que sólo puede haber tensión cuando dos entes aparentemente separados hacen fuerza en direcciones contrarias.
Por ejemplo, cuando dos grupos de individuos tiran de una cuerda en direcciones contrarias, ésta se tensa, y lo mismo sucede con los antebrazos y las manos de dos individuos que pulsean cuando éstos los empujan en direcciones opuestas.
La relajación total sólo se manifiesta cuando se rompe instantáneamente la valorización-absolutización delusoria de los pensamientos y con ello se disuelven de manera igualmente instantánea, como plumas que caen al fuego, la ilusión de valor, verdad e importancia de nuestros pensamientos en general y, en particular, la ilusoria dualidad sujeto-objeto que dimanaba de la valorización-absolutización delusoria de la «triple proyección».
Esto implica la ruptura de la «cuerda» constituida por las tensiones que nos mantenían «amarrados», y es lo que en el tekchö se designa como autoliberación: al rasgarse el tenso velo que ocultaba nuestra verdadera condición, se hace patente el estado de rigpa o Verdad, lo cual implica una relajación absoluta.
El tekchö, pues, no es otra cosa que la continuidad de la relajación total en el estado de Contemplación o de Presencia no-dual, y la disolución de la valorización-absolutización delusoria de los pensamientos cada vez que esta última se manifieste —con lo cual, como hemos visto, se rompen instantáneamente las tensiones inherentes a dicha valorización-absolutización delusoria—. 
Sucede que, aunque en el tekchö se trabaja sobre todo con los pensamientos burdos o discursivos, cada vez que se reConoce la verdadera esencia de un pensamiento, se disuelve la valorización-absolutización delusoria de la totalidad de los pensamientos —incluyendo la de la «triple proyección» que da lugar a la ilusión de una dualidad sujeto-objeto—. 
En consecuencia, vuelve a manifestarse la relajación absoluta que caracteriza el estado de Contemplación o Presencia no-dual —el cual, en tanto que superación de todo condicionamiento y de todo límite, constituye un estado de total libertad. [..]  
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