[..] Oasis de la Ruta de la Seda. Establecida en el siglo II a.C. para hacer frente a las amenazas de los hunos, la encomienda china de Dunhuang, que significa «la torre de vigilancia llameante», ocupaba un oasis de la Serindia, actualmente situado en la provincia del Kansu (noroeste de China). 
 
Lugar de paso obligado para los viajeros de la Rula de la Seda, el emplazamiento se convirtió rápidamente en un importante santuario rupestre del budismo. La instalación de los monjes se encuentra atestiguada desde aproximadamente el año 300; en 366. se excavaron numerosas grutas en el cercano valle de Mogao (a veinticinco kilómetros al sudeste de Dunhuang). Entre los siglos IV y XIV, cuatrocientas noventa y dos grutas fueron habilitadas y ocupadas, todas ellas con forma cuadrada o rectangular. Las pinturas murales cubren cuarenta y cinco mil metros cuadrados, y se han hallado más de dos mil quinientas estatuas.
Los estilos varían en función de las épocas. En la época de los Liang del norte y de los Wei del norte (421-534), en las grutas formadas por una sola estancia, con un ábside para las estatuas, las pinturas, de trazos lineales y de una gran nobleza, denotan una influencia india todavía marcada, y son de un estilo próximo a las de los monasterios de Kucha. Durante el periodo Sui (581-618). el primer estilo cede su puesto a modelos más chinizados, de rostro alargado, 
y las grutas comienzan a poseer diversas estancias.

Bajo los Tang (618-907), la influencia india, absorbida por el estilo chino en auge, desaparece. Los vestidos y los adornos se representan de manera muy detallada, y algunas estatuas alcanzan grandes dimensiones: la más grande es una representación del Budddha de 33.25 metros de altura. Las propias grutas poseen a menudo un tamaño monumental, y las representaciones de tierras puras abarrotadas de buddhas y de bodhisattva abundan. De esta misma época proceden numerosas pinturas ejecutadas sobre seda, sobre cáñamo y sobre papel.

En 787. los tibetanos ocuparon Dunhuang. Después le llegó el turno a los uigurs. en 840. que controlaron la región hasta 1028. seguidos por los xixias (tanguts) budistas (1032-1227) y por los mongoles y uans (s. XIII comienzos del siglo XIV). Posteriormente, durante la ocupación musulmana de la región, el emplazamiento quedó clausurado y cayó en el olvido.

■ EL DESCUBRIMIENTO DEL EMPLAZAMIENTO. Fue Un húngaro. Aurel Stein, quien primero llegó al emplazamiento, en 1907. Algunos años antes, un campesino había descubierto una gruta que contenía decenas de miles de rollos escritos, estatuas y objetos cultuales y había vendido algunos de ellos. Cuando Stein llegó, penetró en aquella gruta, la número diecisiete, y allí descubrió miles de rollos amontonados: manuscritos en chino, sánscrito, tibetano, khotanés, sogdiano, tokariano A y B y uigur. Tras ganarse la confianza del guardián, logró llevarse ciento cincuenta piezas de brocado, quinientas pinturas y treinta cajas con documentos escritos, es decir, unos seis mil quinientos rollos que actualmente se conservan en el British Museum.

Unos seis meses más tarde (1908) llegó al lugar el francés Paul Pelliot. Tras penetrar en la gruta número diecisiete, tardó tres semanas en hacer el inventario de quince mil manuscritos y pinturas a la luz de una vela. Volvió a Francia con unos seis mil rollos escogidos, que hoy se encuentran en la Biblioteca Nacional de París. Desde entonces, especialistas en el Asia central, sinólogos, tibetólogos e indianistas examinaron y levantaron acta de aquellos preciosos manuscritos, fuente de inestimable información sobre el Asia central, sobre el Khotan y sobre la China de los siglos  IV a X y sobre el Tíbet de los siglos VIII a X.
El estudio de los manuscritos de Dunhuang reviste una importancia considerable para el estudio de la historia tibetana de la época real y de la primera difusión del budismo. Especialmente, nos brinda información acerca de los rituales bön reales, sobre el surgimiento del Dzogchen y sobre el Chan en el Tíbet. Respecto del budismo chino, los manuscritos recuperados han permitido el estudio de antiguos textos chan, previos a la reescritura de la historia de la escuela bajo los Song. En la actualidad, el emplazamiento de Dunhuang continúa sujeto a la doble gestión de China y de la Unesco.

• Léase PELLIOT, P.., Grollex de Touen-Hotuing. Peintures et sculptures bouddhiques des époques Wei, T'ang et Song. Mission Paul Pelliot en Asie centralc. 6 vol., París. Paul Geuthner 1920-1924; PETRUCCI, Les Peintures bouddhiques de Touen-Huang ( Mission Aurel Stein), AMG. XLI, París. 1914; VANDIER NICOLAS, N.. Bannieres el peintures de Touen- Huang. París. Instituts d'Asie. Mission Pelliot. 1974; y Stein, A.. Serindia. Oxford. Clarendon Press. 1921.

Vease Serindia. [..]
Imágenes copyright National Geographic, más imagenes aquí:
PENDIENTE DE REVISIÓN

[..]103
O sea, a estados susceptibles de ilustrar la condición de tiempo 
y espacio totales que el zurvanismo designó como Zurván, 
o que el shivaísmo designó como Mahakala; 
en términos de los conceptos expresados en Tarthang Tulku (1977), 
Time, Space and Knowledge. 
A New Vision of Reality (Emmeryville, California, Dharma Publishing), 
ciertas formas de contemplar la obra pueden resultar 
en una súbita expansión del espacio-tiempo-conocimiento 
en quien la contempla. 
Sin embargo, 
cabe recordar que la condición de 
Total Espacio-Tiempo-Cognitividad 
no puede ser causada ni desencadenada, 
pues se encuentra más allá de la causalidad, 
de la producción y de todo condicionamiento; 
así, pues, lo que tiene lugar en tales casos 
no es más que un estado o experiencia ilusoria, 
que debemos emplear como el reflejo en un espejo 
que nos permite descubrir 
la verdadera esencia, naturaleza o condición del espejo.
Es muy importante señalar que por lo general 
los mándalas que tienen el poder 
de afectar más radicalmente la percepción del “espectador” 
no son los que el artista pinta a raíz de haberlos construido mentalmente 
por medio de una práctica intencional de visualización 
(similar a la que, en referencia a la pintura de deidades en India, 
describió Coomaraswamy en un texto que se citó en una nota anterior), 
sino los que, en prácticas tales como el îangthik (yang-thig) 
o el töguel (thod-rgal) 
—o incluso el ñingthik (snying-thig)— 
del dzogchén  menngagdé (man-ngag-sde) o upadesha, 
se le manifestaron espontáneamente al pintor 
en forma de visiones de la energía rölpa (rol-pa) 
—y que, gracias a la imagen eidética, una prodigiosa memoria 
y/o un intenso entrenamiento el artista logró reproducir en su obra—. 
Este último tipo de arte también constituye, 
pues, un sendero al Despertar o la Iluminación, 
aunque lo hace de una manera diferente a la pintura china t-c. 
(Para una explicación de las distintas prácticas 
mencionadas en esta nota 
cfr. Capriles, Elías, 2000, Budismo y dzogchén; 
Vitoria, España, Ediciones La Llave.) [..]



[..] 58
Por supuesto, 
también es posible que el “Otro Mundo” 
al que se refirió Platón sea el constituido por la vivencia 
de lo que la enseñanza dzogchén (rdzogs-chen) 
designa como la forma rölpa (rol-pa) 
de manifestación de la energía, 
la cual es intangible, pero más brillante 
y luminosa que la energía tsel (rtsal) 
que constituye el mundo físico. 
De hecho, 
como se verá en una nota posterior, 
no se puede descartar 
la posibilidad de que los eidos de Platón 
no sean otra cosa que las formas de la energía rölpa.
En todo caso, 
es posible que lo visionario 
sea siempre aquello que se asemeja 
a la forma rölpa de manifestación de la energía, 
o que nos hace vivenciar la forma tsel 
de manifestación de la energía 
(el mundo “material” que experimentamos normalmente) 
de una manera similar a aquélla como se vivencia la energía rölpa.  [..]

Datos biográficos:
[..] Dilgo Khyentse Rinpoche fue uno de los últimos de la generación de lamas que completó su educación y entrenamiento en el Tibet. Nació en 1910 en el Tibet Oriental y antes de nacer fue reconocido como un tulku o renacimiento del maestro Mipham Rinpoche y posteriormente como la emanación de Jamyang Khyentse Wangpo. Khyentse significa sabiduría y amor. Los tulkus Khyentse son renacimientos de varias figuras claves en el desarrollo del Budismo Tibetano.
Aun siendo niño manifestó un fuerte deseo de dedicarse a la vida espiritual y a la edad de once años, entró en el Monasterio Shechen de la tradición Nyngma. Tuvo muchos grandes maestros, entre ellos su gurú raíz, Shechen Gyaltsap de quien recibió todos las iniciaciones e instrucciones esenciales de la tradición Nyingma.
Desde la edad de quince años hasta los veintiocho años, estuvo en retiro de silencio, viviendo aisladamente en cuevas y ermitas, o a veces simplemente bajo el abrigo de las roca en las zonas montañosas. Después, pasó muchos años con Dzongsar Khyentse Chokyi Lodro (1893-1959) de quien recibió iniciaciones y enseñanzas. Cuando le dijo a su maestro que quería pasar el resto de su vida en retiros solitarios, Chokyi Lodro respondió que había llegado el momento de transmitir a otros las enseñanzas que había recibido. Desde entonces, trabajó con la incansable energía típica del linaje Khyentse.
Cuando los chinos invadieron el Tíbet a fines de los años cincuenta, Dilgo Khyentse y su familia escapó a Tíbet central dejando todo, incluyendo sus preciados libros y la mayoría de sus propios escritos. Buscaron el exilio en Bhután, donde la Familia Real de Bután les recibió amablemente.
En Bhután comenzó a enseñar en una escuela grande cerca de la capital y pronto muchos estudiantes comenzaron a seguirle. Con el paso de los años se convirtió en uno de los maestros budistas más importantes de Bhután, venerado por todos, desde el Rey hasta el humilde agricultor.
Dedicó considerables esfuerzos a la fundación y el mantenimiento de los templos, colegios y monasterios.
Una de sus últimas grandes tareas fue la fundación de un nuevo Monasterio Shechen en Nepal así trasplantando la tradición del monasterio original a un nuevo hogar. Era su deseo que las enseñanzas continuaran en su auténtica pureza, tal y como se habían estudiado y practicado en el Tíbet.
foto: el nuevo monasterio Shechen
En la India, construyó una estupa en Bodhgaya, y planeó el construir siete estupas en los lugares de peregrinación para promover la paz en el mundo.
También fue considerado como uno de los más grandes maestros Dzogchen de su tiempo y fue el maestro de muchos e importantes lamas incluidos el Dalai Lama ,Chögyam Trungpa Rinpoche y otros de las cuatro escuelas del budismo tibetano. Incluso en sus últimos años, Dilgo Khyentse viajó a lo largo de los Himalayas y al occidente, transmitiendo y explicando las enseñanzas a sus alumnos.
Fue también uno de los maestros de nuestro propio maestro Sangharaksita quien recuerda a Dilgo Khyentse como un hombre de gran naturalidad y amabilidad que vivió de una forma muy sencilla a pesar de su prestigio.
Cuando fue autorizado a regresar al Tíbet, hizo tres largas visitas a el Tíbet donde fue recibido con gran alegría y emoción. Inauguró la reconstrucción del original monasterio de Shechen que había sido destruido durante la Revolución Cultural. También pidió al gobierno chino la autorización para restaurar el Monasterio Samye, el primer monasterio budista en el Tíbet. Su templo principal fue completamente restaurado para 1990.
A la edad de 81, después de una breve enfermedad, falleció en Bhután dejando un legado de enseñanzas que continúa a través del trabajo de sus alumnos y del Dilgo Khyentse Fellowship.[..]

- Permanece en equidad, en la no meditación; pero si meditas, permanece natural, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece en el aquí y ahora, sin fluctuar; pero si fluctúas permanece libre, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece suspendido, sin observar; pero si observas, permanece en blanco, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece en instinto, sin proyectar; pero si proyectas, permanece en eso, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece en indiscriminación, sin reiterarte, pero si te reiteras, permanece claro, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece en apertura sin extenuarte; pero si te extenúas, permanece en control, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece lúcido sin modificar; pero si modificas, permanece puro, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece sin esfuerzo, sin adquirir; pero si adquieres, permanece espontáneo, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece espontáneo, sin rechazar; pero si rechazas, permanece sin generar, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece alerta sin límites; pero si tienes límites, permanece natural, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece relajado sin esfuerzo; pero si haces esfuerzo, permanece espontáneo, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
- Permanece en la no-base, sin contemplar; pero si contemplas, permanece espontáneo, 
sin aceptar lo que te agrade, rechazar lo que te moleste y sin generar indiferencia, Rigpa reina sobre estas baratijas, errores-dualísticos.
Canción extraida de esta pagina: AQUÍ.
(la canción la he modificado, carecía de precisión).
(pendiente de revisión).
Entrada homenaje 
por ser hoy el día 
en que nació mi maestro raíz, 
que tristemente ya trascendió. 
En su recordatorio,
cito un fragmento de texto 
de un libro sin igual.

copyright images; STEREOSCOPY.

[..] Hay muchos métodos diferentes para obtener la Introducción directa, 
y no todos implican que debamos mirar hacia el interior del organismo; 
sin embargo, 
todos ellos están simbolizados 
por el dedo con el que Garab Dorlle apunta a nuestro interior.
Una vez que se posee la Visión, 
y sólo una vez que se posee la Visión, 
se podrá continuar en ella y así seguir adelante 
con el segundo y el tercer elemento de la vía en el dzogchén 
—los cuales, como hemos visto, 
son la Contemplación o gompa y el Comportamiento o chöpa—. 
Ahora bien, 
por lo general, después de que se ha obtenido la Introducción directa, 
el error llamado avidya o marigpa vuelve a manifestarse; 
si la Introducción directa no dejó en el alumno una seguridad indeleble 
de que la verdadera condición de sí mismo 
y todos los fenómenos es la que descubrió en la Introducción directa, 
creerá que la visión dualista y substancialista condicionada por el error 
llamado avidya o marigpa es la que es verdadera, 
y en consecuencia no podrá aplicar las instrucciones 
que harían posible la liberación espontánea de dicha visión. 
De aquí que la segunda frase de Garab Dorlle sea «no permanecer en la duda»: 
a fin de poder continuar en la vía, 
es esencial que el alumno se encuentre seguro en todo momento 
de que la verdadera condición de la realidad 
es la que experimentó en la Introducción directa 
(de lo que se trata es de la manifestación espontánea 
de una certeza inconmovible acerca de la verdadera condición de la realidad 
que se deriva de la vivencia directa de la misma, 
y no de una decisión del individuo con respecto a la condición en cuestión; 
si el individuo tuviese que decidir algo, 
ello implicaría que dicha certeza ya ha desaparecido, 
y puesto que las decisiones son función del error, 
aplicarlas no haría más que sostener dicho error).68 
Entonces y sólo entonces se podrá continuar en el estado de rigpa o Verdad, 
aplicando el segundo y el tercer elemento de la vía —que, 
como hemos visto, son la Contemplación o gompa y el Comportamiento o chöpa.
Esto significa que el mero hecho de haber obtenido la Introducción directa 
no es suficiente para continuar automáticamente en la vía; 
si, después de la Introducción directa, 
surge la duda y ya no se sabe si la verdadera naturaleza de la realidad 
es la que se experimentó durante la Introducción 
o la que corresponde a la ilusión dualista y substancialista, 
el individuo tendrá que volver una y otra vez a la condición de la Introducción, 
hasta que, incluso cuando esté manifiesto el error, 
tenga conciencia de que la condición que experimenta está signada por dicho error 
y de que la verdadera condición de sí mismo 
y del universo es la que vivenció durante la Introducción directa.
Será sólo entonces, cuando ya no permanezca en la duda, 
que podrá cumplir con la tercera instrucción de Garab Dorlle 
y «continuar en el estado (de rigpa o Verdad)». 
Al comienzo, continuará en el estado en cuestión 
sólo durante sesiones formales de práctica,
con lo cual estará practicando lo que se conoce como Contemplación o gompa 
y que puede definirse como «durante sesiones de práctica, 
continuar en el estado de rigpa o Verdad 
que se descubrió al desocultarse el tawa o Visión». 
Ahora bien, 
a medida que vaya adquiriendo confianza y seguridad en la Contemplación y 
por lo tanto en el estado de rigpa o Verdad, 
podrá mantener el estado en cuestión 
también fuera de las sesiones formales de Contemplación o gompa, 
con lo cual estará manifestando el Comportamiento o chöpa.
De hecho, 
otras enseñanzas establecen una diferencia radical 
entre el estado de Contemplación o ñamshak69 
y el de post-Contemplación o llethob,70 
insistiendo en que durante el primero 
debemos permanecer en la condición libre de dualismo 
y de valorización absolutización delusoria 
que distintos vehículos identifican con la verdad absoluta, 
y durante el segundo debemos considerar la experiencia dualista 
y valorizada delusoriamente como si fuese una ilusión, un espejismo, 
un sueño y así sucesivamente. 
En el dzogchén, en cambio, 
la post-Contemplación 
no es otra cosa que la continuidad de la Contemplación misma 
en la vida cotidiana —o sea, 
el Comportamiento en el sentido en el que se lo definió al comienzo de esta sección.
En las sectas monacales tibetanas que practican las enseñanzas tántricas, 
por lo general se dice que externamente el practicante 
debe exhibir la conducta que prescribe el hinayana, 
manteniendo una actitud subyugada 
que en todo momento muestre que se están observando los preceptos 
propios de ese vehículo y que se está realizando la práctica; 
se afirma que internamente el practicante 
debe mantener la intención propia del mahayana, 
que es la de actuar por el bien de otros 
y dedicarse a lograr la liberación de todos los seres que sienten, 
y se señala que secretamente el practicante debe mantener el samaya 
y la práctica del tantra.
Esto no corresponde necesariamente al Comportamiento del atiyana-dzogchén. 
En tanto que no hayamos consolidado nuestra práctica 
por medio de la aplicación de los métodos más «avanzados», 
aunque en ocasiones logremos extender la Contemplación, 
de modo que abarque las actividades de nuestra vida cotidiana, 
durante esta última el error se manifestará una y otra vez, 
interrumpiendo nuestra Contemplación.

Como se vio en la primera parte del libro, 
el error implica una tendencia a establecer una autoimagen positiva 
que induzca aceptación o admiración en los otros individuos 
que comparten nuestros valores y en nosotros mismos, 
pues erróneamente creemos que ello nos permitirá 
hacer estables las sensaciones agradables 
y evitar la manifestación de las desagradables. 
Puesto que lo que más admiran 
quienes comparten los valores del budismo es la realización, 
la autoimagen más positiva que un budista
 pueda establecer es la de sí mismo como realizado. 
Mientras que, como vimos, 
el comportamiento del hinayana implica mantener una actitud subyugada 
que en todo momento muestre que se están manteniendo los preceptos 
y se está realizando la práctica, 
el Comportamiento del dzogchén es el comportamiento del Buda primordial, 
Samantabhadra / "Kuntuzangpo"(«Todo Bueno»), 
cuyo nombre significa que todo es viable: el nirvana es viable, 
y las manifestaciones virtuosas y díscolas del error son ambas igualmente viables. 
Cuando mantenemos la Contemplación en la vida diaria, 
puesto que todo se libera de forma espontánea al surgir,
no hay peligro de que construyamos una falsa imagen de nosotros mismos 
como realizados que han trascendido el samsara. 
Cuando se manifiesta el error, 
no tenemos que controlar su manifestación de modo 
que nuestra conducta parezca corresponder a la que la vía de renuncia 
atribuye al realizado budista; 
así, pues, si espontáneamente surgen comportamientos bruscos, 
impulsivos o díscolos, 
aprovechamos su manifestación para, 
en la medida en la que éstas contradicen la imagen del «realizado», 
frustrar el impulso a adherirnos a la imagen virtuosa que desearíamos consolidar, 
usando la molestia ocasionada por las proyecciones negativas 
que los demás puedan hacer sobre nosotros como una alarma 
que nos recuerda aplicar las instrucciones de la práctica y que, 
de este modo, hace posible la liberación espontánea 
de aquello que había interrumpido el estado de Contemplación. 
Este mantener la Contemplación en todas las actividades de la vida diaria 
y usar la manifestación habitual del error para lograr su liberación espontánea, 
es lo que se conoce como Comportamiento (chöpa), 
que constituye el tercer aspecto de la vía.71
Ahora bien, los falsificadores, 
que en la «era de la oscuridad» son más abundantes que nunca, 
también pueden imitar el Comportamiento de Samantabhadra, 
manifestando toda clase de conductas díscolas 
sin mantener el estado de Contemplación, 
e incluso sin haber jamás obtenido la Introducción directa, 
con el único objeto de hacer creer a otros 
que son grandes practicantes del atiyana-dzogchén
Es por esto que no hay signos externos 
que permitan reconocer a un realizado o a un practicante avanzado de dzogchén: 
el verdadero adepto sólo exhibirá su capacidad de Contemplación 
cuando convenga que algún otro individuo la reconozca
el falsificador podría imitar las formas de mirar propias de la Contemplación 
y hasta el Comportamiento de Samantabhadra 
a fin de hacer creer a otros que él o ella es un consumado practicante.

Para concluir, cabe señalar que —como se sigue claramente de todo lo anterior— aunque la Introducción directa tiene lugar de manera súbita, a continuación sigue todo un proceso de progresiva Iluminación continua. Es por esto que se dice que el atiyana-dzogchén no es ni una enseñanza abrupta ni una enseñanza gradual. [..]
Parte II. Budismo

Y para terminar el recordatorio una imagen,
la continuidad férrea que transmite este yogui,
al no sucumbir durante casi cuarenta años,
a desviarse de su compromiso autoimpuesto.
EL HOMBRE QUE LLEVA 38 AÑOS 
CON EL BRAZO LEVANTADO.

Un devoto de la India decidió levantar su brazo, 

en honor al dios Shiva, en 1973, 
y hasta la fecha su brazo jamás ha caído. 
Algunos afirman que se trata de personificar un estandarte de paz y disciplina, 
mientras que otros aseguran que el acto de inmovilizar su brazo 
representa una tajante separación de los placeres mortales. 
Sobra decir que ahora el brazo de Amar no es más que un trozo de carne y hueso, 
inservible dentro del plano del pragmatismo material, 
pero a la vez representa una especie de pulsante antorcha 
que irradia la materialización impecable de una intención precisa.[..] 


[..] Todas las grandes cualidades de la budeidad 
-la sabiduría, la compasión y la capacidad para beneficiar a los demás- 
surgen de este despertar original. 
Volvamos a la palabra sangye, el termino tibetano para "buda", 
que literalmente significa "perfección purificada". 
La conciencia dualista manchada con los cinco venenos se purifica, 
mientras que la abundancia innata de las cualidades de sabiduría se perfecciona. 
A esto también se le llama despertar o iluminación.
Esto es, brevemente, la esencia o el mismo corazón de 
las "tres palabras que golpean el punto vital". 
Si quieres más detalles, puedes leer todo el Tripitaka, 
los comentarios de los maestros, los cien mil tantras ñingma, etc. 
Un gran maestro dijo una vez:
 " Todos los miles de volúmenes y escrituras 
han sido enseñados con el solo propósito de realizar las tres palabras". 
El único propósito de que el Buda diera enseñanzas
fue el de capacitarnos para reconocer nuestra naturaleza vacía y conocedora, 
entrenarnos en eso y lograr estabilidad.

El herrero puede mover su martillo en todas las direcciones, 
pero tiene que de­jarlo caer siempre en el yunque. 
Del mismo modo, el Buda dio todas las diferentes clases de enseñanzas, 
pero todas ellas se reducen al mismo punto. 
Aunque el he­rrero haga oscilar su martillo en el aire, 
siempre intenta golpear en un solo punto en el yunque. 
El martillo que golpea en este punto en el yunque es como 
"las tres palabras que golpean el punto vital".
Qué queremos decir por punto vital:
Si tú quieres matar a alguien, el cuerpo físico tiene sus puntos vitales, 
por ejemplo, el corazón. 
Si quieres matar o cortar la fuerza vital del pensamiento confuso, 
no hay otro método que reconocer la na­turaleza búdica. 
Cómo matarías a alguien si le cortas los brazos y las piernas no lo matarás de verdad, 
no es así Apuñalándolo en un pie tampoco lo matarías. 
Pero si lo apuñalas perfectamente en el corazón, 
en el mismo momento en el que saques el puñal, tu víctima ya estará muerta.
Si quieres matar la confusión del samsara, tu arma son esas tres palabras.

Hay otro proverbio de Kham sobre una montaña llamada Ngomo Langtang, 
que está en el linde de una vasta planicie.
Cuando se anda hacia la montaña, 
siem­pre parece que se está justo enfrente de ella, 
sin importar cuán lejos se esté, 
"a un día de marcha es visible, a dos más de marcha es visible". 
La distancia es tan vasta que parece que nunca te acercas. 

Victor Olenev http://www.arthealing.org/
Del mismo modo, 
cuando doy enseñanzas hablo precisamente este punto y 
cuando doy otra enseñanza de nuevo vuelvo a hablar justo de ello. 
Es como el gorgorito de un pequeño gorrión. 
Un gorrión gorgoritea del mismo modo cada día. 
Mi enseñanza siempre es la misma. 
Yo gorgoriteo un día y al día siguiente hago justo el mismo gorgojeo. [..]


El maestro dijo:
Si practicas el dharma, necesitas observar ocho clases de silencio.
La dama preguntó: Cuáles son
El maestro dijo: Para observar el silencio del cuerpo, 
permanece en lugares de retiro sin caer en extremo alguno. 
Haciendo esto te apartarás de la pasión y de la agresión.

- Para observar el silencio de la palabra, permanece como un mudo.
Haciendo esto no te distraerás de la práctica espiritual chismorreando con otros.

- Para observar el silencio de la mente, no permitas ser gober­nado 
por el pensamiento discursivo y las distracciones.
Esto te permitirá permanecer en la naturaleza innata del dharmakaya más allá del pensamiento.
- Para observar el silencio de los placeres sensoriales, abando­na los conceptos de alimento puro e impuro.
Esto hará tu vida simple y será causa de que las dakinis se reúnan.


- Para observar el silencio de las instrucciones orales, no las des a personas inadecuadas.
Esto te permitirá recibir las bendi­ciones del linaje.

- Para observar el silencio de la conducta, actúa espontánea­mente y sin hipocresía.
Esto te permitirá progresar y evitará que tu mente acumule oscurecimientos.
- Para observar el silencio de la experiencia, permanece libre de apego o fascinación 
por tus experiencias y no las comentes con los demás.
Esto te permitirá alcanzar el siddhi de mahamu­dra en esta vida.

- Para observar el silencio de la realización, permanece libre de ambición y
 reposa sin caer en extremo alguno.
Esto te permi­tirá ser liberado instantáneamente en el momento de la realiza­ción.
En general, la gente que no puede practicar ni siquiera el tiempo que dura una comida, 
que son incapaces de permanecer en silencio hasta que la sesión de recitación ha finalizado y no pueden mantener sus parlanchinas bocas cerradas, no tendrán el más mínimo éxito en guardar silencio. [..]



[..] El hecho de que en el atiyana-dzogchén el verdadero maestro sea el aspecto Visión o tawa de la vía, y de que el compromiso consista en encontrarse más allá del juicio y por ende de pensar en términos de preceptos, no significa que, cuando el individuo no logre mantener la Contemplación y en ella o él se manifieste la valorización-absolutización delusoria no exista compromiso alguno con el maestro y con los otros practicantes.194 La relación entre el maestro y sus estudiantes se extiende hasta la realización final, de modo que en la mayoría de los casos va mucho más allá de la tumba. 

También el hecho de que distintos practicantes sigan la misma enseñanza y tengan el mismo maestro, 
o de que realicen juntos una práctica en el estado de Contemplación, 
una relación entre ellos que dura hasta la realización final. 
Este tipo de relación se compara con la existente entre personas que están juntas en el mismo bote con la intención de llegar a la otra orilla: si dañan el bote o se ponen a pelear entre sí en medio del río, los resultados pueden ser extremadamente negativos. A las personas que quieren llegar a la otra orilla —el nirvana— en el bote de la enseñanza de un cierto maestro, se las conoce como hermanos y hermanas vajra. Ellas deben colaborar y respetarse entre sí; de hecho, si la colaboración y el respeto están presentes, no se crearán dificultades mayores, aunque puedan ocurrir incidentes menores.
Ahora bien, el hecho de que vayamos en el mismo barco con un respetado maestro y con nuestros hermanos y hermanas vajra, sobre todo cuando el barco en cuestión está asociado a la enseñanza que consideramos como la suprema, implica el peligro de usar nuestra pertenencia al grupo que consideramos como el más especial, dirigido por el maestro más importante, para mejorar nuestro sentido de identidad e inflar nuestro pecho con orgullo. Esto es especialmente peligroso en el momento actual, cuando el budismo tibetano se ha transformado en la forma de espiritualidad más chic de Hollywood y de la cultura pop, y se ha llegado a conocer ampliamente que el dzogchén constituye la enseñanza suprema de esa forma de budismo.
En tales condiciones, ser practicante de budismo tibetano y en particular de dzogchén puede ser un signo de estatus, y la condición de «viejo practicante» puede conferir al individuo un sentido de identidad todavía más elevado. Ahora bien, mejorar el propio sentido de identidad por medio de la práctica del budismo implicaría usar la enseñanza que conduce más allá del samsara para ascender temporalmente a los reinos superiores de éste, empujando egoistamente hacia abajo a los no-budistas, o a quienes no pertenezcan a nuestro grupo. Sería sumamente triste que empleásemos el dzogchén para dar rienda suelta a los impulsos que el budismo y la enseñanza dzogchén deberían permitirnos superar. [..]

[..]194 De hecho, al juzgar al maestro y/o a los otros practicantes estaríamos violando el samaya del dzogchén, que exige continuar ininterrumpidamente en el estado de rigpa o Verdad más allá de todo juicio y de todo tipo de dualismo. Por esto se dice que este samaya con el maestro no se encuentra totalmente aparte del ya considerado. [..]
Parte I. Budismo
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