[..] Existen, evidentemente, 
muchas áreas no resueltas o inconclusas del significa­do de la dakini, 
que han de ser elaboradas en estudios futuros. 
Si la dakini es un principio femenino
el budismo tántrico se basa igualmente en un principio masculino oculto
 que necesita más exploración. 
El heruka, o bebedor de sangre (trag-thung),
 es el ejemplo perfecto del principio masculino de energía y 
medios hábiles, que permite las situaciones, 
haciéndolas más creativas. 
El yidam airado bebe de la sangre del egoísmo, 
la confusión y la duda, y 
libera de los impedimentos a la manifestación total. 
El es el poderoso consorte de la dakini de sabiduría y ambos, 
unidos en gozosa unión, representan todas las posibilidades del desper­tar. 
Las cualidades del heruka despiertan a 
la dakini en todas sus manifestaciones. 
En el intento de mantener la esencia de las cualidades de la dakini,
 un estudio como éste no podría concluir 
sin expresar el intenso deseo por que 
se haga también una elaboración completa del heruka.
Aun así, la oposición sexual de la dakini y 
del heruka presenta otras cuestiones persistentes. 
En nuestras críticas a los modelos junguianos y
 feministas que inter­pretan la tradición de la dakini,
el tema más importante era la excesiva dependencia 
en la oposición sexual de la dakini respecto al practicante. 
Nos preguntábamos si el género femenino y 
la forma sexual de la dakini sugieren que sea relevante únicamente
 para el practicante masculino, 
y determinamos que ella era relevan­te
 tanto para el practicante masculino como para el femenino,
 aunque de mane­ras ligeramente distintas.
 Esta pregunta vuelve a nosotros en este punto de forma algo distinta. 
¿Acaso el par yab-yum "padre-madre" que empareja al heruka 
con la dakini de sabiduría sugiere que, en la tradición tántrica,
 sólo son relevantes los modelos heterosexuales de relación? 
¿Cómo tienen que interpretarse, 
dada la oposición sexual del heruka y la dakini?
Aunque esto se ha de 
explorar detalladamente en estudios futuros,
 es importante anotar que los aspectos de
 cuerpo sutil, visionario, 
y de la esencia de la dakini y 
del heruka no están ligados por
 vínculos sexuales biológicos o inherentemente existentes.
 El género, en el contexto budista, 
se comprende como una construcción de varios factores, 
semejante a la que podemos encontrar 
en los escritos contemporáneos. 

En las presentaciones tibetanas del cuerpo físico, 
se dice que el cuerpo de la mujer está más
 estrechamente asociado a la dakini y 
el del hombre al heruka, 
pero estas asociaciones no se basan en rasgos físicos tangibles.

 Su significado exacto necesita mayor exploración.
Debido a que las cualidades esenciales de
 cada uno de ellos se encuentran especialmente ligadas
 a la naturaleza misma de la mente, 
persisten cier­tas ambigüedades 
con respecto a la manifestación física.
Teniendo en mente estos diversos anhelos, 
ambigüedades y "sospechas", 
elijamos una imagen central 
no personificada de la tradición de la dakini,
 que pueda expresar sucintamente la esencia de su significado.
 El "cálido aliento de las madres dakinis" 
(khandro trólung o khandro khalung) 
expresa las cualidades meditativas más importantes 
mientras adopta asimismo la feminidad simbólica. 

Este cálido aliento es una imagen íntima,
 que se emplea en las tradiciones orales del budis­mo vajrayana y
 que indica enseñanzas y 
prácticas que no están contaminadas por 
intelectualizaciones, disputas o controversias sectarias,
 o rituales demasiado. 
Las enseñanzas tántricas 
se transmiten a través de varios linajes,
pero todos ellos confían en
 la relación personal con un gurú cualificado.
A menudo, la transmisión oral de las enseñanzas
 recibe el nombre de linaje susurrado,
 trans­mitido "de boca a oído", de gurú a discípulo,
en una comunicación íntima y per­sonal. 

El término khalung se refiere al aliento de la boca"
 del gurú que susurra las instrucciones al estudiante;
 trólung significa "cálido aliento", 
mostrando la cua­lidad personal de la comunicación. 
El cálido aliento de la boca se considera tam­bién 
humedecido por la saliva, como vaho o vapor,
lo que indica sus cualidades frescas y vivas: 
la experiencia es siempre nueva y, aun así,
 hay continuidad. 
La comunicación es instrucción en vivo, 
que lleva consigo la continuidad del linaje.
 Se considera que estas enseñanzas y 
practicas que todavía contienen la vitalidad y
 la autenticidad de las prácticas ininterrumpidas de los linajes, 
llevan consigo el cálido aliento de las dakinis",
 invocando la importancia esencial de la relación gurú- discípulo.
Desde esta perspectiva, 
cada palabra del vajrayana es el aliento de la dakini. 
El trasfondo de estas palabras es la AH; 
el dharmata, el aliento vital íntimo de todos los fenómenos.
 
La esencia vital del vajrayana está contenida en la práctica de todos los tantrikas, 
que constantemente realizan la cualidad viva de la continui­dad del linaje. 
La dakini sostiene esta cualidad fresca y viva junto a ella, 
y prote­ge su integridad. 
Su naturaleza similar al espacio (kha) es la esencia del aliento,
 inaprensible como objeto. 

Aun así, cuando se experimenta directamente, 
como el aliento, 
vibra con la vitalidad de la realización. 
Esta inasibilidad viva hace del alien­to
 un objeto ideal de meditación en la práctica budista.
 Mientras que no puede ser limitado o suprimido, 
es tan inmediato y tangible como nuestra propia vida. 
El aliento impregna, 
sostiene y define nuestra existencia. 
No hay limites alrede­dor del aliento pero
 hay una experiencia inmediata e inefable de él.
El aliento también está estrechamente relacionado con 
las tradiciones yóguicas del cuerpo sutil, 
donde el aliento yóguico (prana, lung) 
se mueve energéticamen­te por todo el cuerpo
 a través de los caminos o canales sutiles.

 Este aliento está considerado como la esencia de la vida misma, 
que anima y sostiene a todos los seres sintientes.
 La manifestación exterior de esta energía vital es la inhalación y
.   Se podría decir que la tradición tibetana 
en sí comparte la hermenéutica de Ricoeur,
 pues esta comprensión meditativa, yóguica,
de la dakini constituye su tradición más preciosa y 
esmeradamente protegida. 

Las enseñanzas denominadas con este término 
son las menos amancilladas por la influencia cultural.
 Dzogchen Ponlop Rimpoché, conversación privada, octubre 1997, 
Boulder, Colorado. 
Rimpoché indicó que esta imagen puede proceder
 de la época de Tilopa y Naropa.
la exhalación a través de los orificios nasales. 
A nivel sutil,
 es el movimiento energético del aliento a través de los canales,
 proporcionando la capacidad de sentir la belleza, 
experimentar el sufrimiento emocional, y expresar comprensión. 
Este aliento vital sutil (sog-lung) es la fuente más básica del cuerpo y
 la mente sin­cronizados. 

A veces, 
a la red de canales de aliento en movimiento 
a través del cuerpo-mente se la denomina
 la red de las dakinis (dakini-jala). 
Cuando se habla del cálido aliento de las dakinis, 
el significado interior evoca las prácticas de meditación profunda, 
que despejan los obstáculos mediante el yoga del cuerpo sutil (tsa-lung).
También es importante 
conocer el significado del calor del aliento de la daki­ni. 
Evidentemente, 
el calor se refiere a la intimidad de la comunicación y 
de la prác­tica personal: completamente vivo, fresco y húmedo. 
Pero el calor del aliento, 
en el budismo vajrayana, 
es también la cualidad de la sabiduría.
 Cuando despertamos de repente a nuevos aspectos de la experiencia,
 la sabiduría es a menudo furiosamente caliente, 
consumiendo los oscurecimientos de la emotividad y la con­ceptuación. 
En el yoga del cuerpo sutil, 
este calor se experimenta literalmente como candali (tummo),
 el gozoso calor que abre al practicante a la percepción no con­ceptual. 

También es la cualidad de la sabiduría de la mente 
que destruye los obs­táculos y despierta la realización. 
El cálido aliento de las dakinis es la expresión de
 la licuefacción de la mente conceptual y
 del amanecer de la sabiduría.
Se dice que el cálido aliento de las dakinis 
está presente cuando la mente de sabi­duría del practicante, 
bañada en devoción, 
se encuentra con las bendiciones del lina­je de los seres realizados, 
en la transmisión de las instrucciones orales para la medi­tación.
 Este cálido aliento permanece en la práctica de la meditación,
 proporcionando soporte y alimento al meditador. 
Y prosigue con el despertar de la sabiduría no conceptual. 
Pero el cálido aliento es también una protección,
guardando la moti­vación del meditador 
así como la autenticidad de las enseñanzas. 
Cuando el manto protector de las dakinis está presente, 
la práctica auténtica es continua;
cuando está ausente la práctica puede marchitarse y languidecer. 

Cuando comprendemos la imagen del cálido aliento de las dakinis 
descubrimos la clave de su esencialidad en las tradiciones tántricas,
 en las que la dakini simboliza la subjetividad espiritual del practicante, 
los frutos de la meditación experimentados 
de un modo inmediato y constantemente fresco, 
como el despliegue dinamico de la sabiduría.[..] 
                                                    * Basado en extractos del libro Judith Simmer-Brown.

[..] Las enseñanzas del linaje susurrado son el cálido aliento de la dakini.
-Milarepa
Cuando Gurú Rimpoché se encontró
 con la doncella Kumari a las puertas del palacio, 
no supo que era una dakini de sabiduría
 hasta que ella misma se reveló en todo su esplendor.

 ¿Por qué un maestro tan grande, 

superior en realización y diestro en las vías del mundo, 
no vería a Kumari como era realmente?
 Si el mismo Gurú Rimpoché no pudo reconocer a la dakini,
 ¿cómo podría ver su ros­tro un practicante vajrayana ordinario?
El relato del encuentro de Gurú Rimpoché con Kumari
 revela la poderosa ambi­güedad de la dakini, 
su carácter oculto e inexpresable. 

Por ser no conceptual, 

no se la puede conocer como un objeto de la experiencia; 
por sostener las llaves de la realización directa, 
es una emisaria del despertar.

 La dakini representa a los lina­jes del despertar
 que se remontan ininterrumpidamente hasta el Buda pero,
 al mismo tiempo,
 representa el despertar individual en el momento presente.

 Gurú Rimpoché manifestó un despertar repentino,
 la inesperada apertura de la mente convencional al
 amanecer de la sabiduría no dual. 
Cuando alguien como Gurú Rimpoché tiene tal experiencia, 
sabemos que cualquier practicante de budismo tántrico 
puede encontrar a la dakini en su significado más completo y profundo.
¿Cómo debemos interpretar este encuentro? 
En el análisis final, no todos los aspectos de la dakini
implican la misma consideración. 
Al tener esto en cuenta, 
se incorporan ciertas herramientas para la interpretació
de la tradición de la dakini.

Revisemos la "hermenéutica de la sospecha", 
de Paul Ricoeur, 
que identifica las cualidades más esenciales del símbolo,
 diferenciándolas de esos aspectos de la dakini 
que están sujetos a las inclinaciones y
 las interpretaciones culturales.

Desde esta perspectiva, 
¿qué es lo esencial en la comprensión de una dakini? 
¿Cuándo está su realidad menos intervenida o
 menos ligada culturalmente? 

Según el método de Ricoeur,

 las dimensiones meditativas de la dakini 
son el acceso más directo del prac­ticante a la esencia del símbolo. 

Siguiendo las tradiciones que hemos descrito, 

la dakini puede encontrarse, 
especialmente, en las prácticas rituales y 
sin forma (utpattikrama, kyerím; sampannakrama, dzog-rim),
 que incluyen la ejecución de la sadana del yidam(s), 
las diversas prácticas del yoga del cuerpo sutil,
 y la prácti­ca sin forma del mahamudra 
de morar en la naturaleza de la mente. 

Los aspectos de máxima "sospecha", 

en su mayoría sujetos a influencias culturales y 
a interpre­taciones erróneas, 
son las dimensiones culturales extraídas de 
interpretaciones que presentan a las mujeres
 como encarnaciones vivientes de la dakini,
 y de las histo­rias hagiográficas
 de encuentros con la dakini. 
La forma de hablar sobre la dakini en tales relatos, 
cuando éstos se consideran independientemente,
 los hace más sus­ceptibles a una interpretación equivocada.

 Cuando estas fuentes se interpretan

 den­tro del contexto de la práctica y 
el ritual de meditación,
 la tradición de la mujer- dakini, 
o los encuentros con la dakini, 
tiene un potencial de significado profundo.
Desde esta perspectiva,
 podemos volver al encuentro de
 Gurú Rimpoché con Kumari.
A primera vista,
 si se considera como un encuentro independiente
 entre el yogui y la dakini,
 es fácil malinterpretar el mensaje de la dakini.

 Un Junguiano podría pensar que Gurú Rimpoché 

se ha encontrado con su inconsciente, 
los aspectos emocional o intuitivo de sí mismo que antes desconocía. 
Una interpre­tación feminista consideraría a Kumari 
como la diosa ginocéntrica que instruyó a Gurú Rimpoché 
sobre el respeto que se debe a las mujeres, fuente de toda sabi­duría. 
Ambas interpretaciones se apoyan con demasiada fuerza 
en la vinculación cultural del encuentro y 
en una comprensión dualista del yogui y de la dakini.

 Las interpretaciones que se basan en los contextos meditativos

 del símbolo de la dakini se aproximan mucho más a 
una lectura correcta de la historia.
 Para el yogui, Kumari representaba el significado interior
 de su experiencia yóguica y
 la necesaria preparación para el encuentro con la Dakini Reina. 
Si Gurú Rimpoché debía recibir
 la bendición iniciática de la Reina Dakini de
 la Sabiduría Secreta, 
era esencial que se preparara yóguicamente. 

Primero se examinó su visión sagrada
mediante una prueba clásica, para conocer su intención y 
eliminar sus obstáculos; a continuación, 
Gurú Rimpoché fue introducido en el mandala de
 las deidades pacíficas yairadas del tantra mahayoga,
que se le revelaría totalmente en una ini­ciación posterior. 

Este encuentro le proporcionó una actitud respetuosa, 
con­fianza, y la visión sagrada,
 requisitos necesarios para entrar en el sanctasanctórum del mandala
 de las deidades del mahayoga-yana.
Posiblemente, 
lo más provocativo en la tradición de la dakini es la 
¡dea de que la dakini sea un símbolo femenino y, 
al mismo tiempo, esté completa­mente más allá del género. 
Aunque Kumari era una figura femenina, 
en el inte­rior de su cuerpo se reveló el espacio infinito 
en el que se podían percibir
 las deidades pacíficas y airadas del mandala.

 Mirado desde la hermenéutica de la sospecha de Ricoeur,

 esto sugiere que la esencia de las dakinis carece de géne­ro, 
aunque adopte una forma femenina en el reino del símbolo.
 Como deidad femenina,
 representa la carencia de existencia inherente del género,
 aun cuan­do redefine el género en sí misma y 
en todos los seres humanos.

 Si el practi­cante basa su interpretación en 

la experiencia meditativa, 
él o ella encontra­rá que la dakini, 
encarnada o visionaria, 
tiene poder para licuar conceptos —incluso aquéllos sobre el género—
 aun cuando adopte la forma sexuada de una mujer,
 hermosa o aterradora.

 En un destello, 

comunica que el mundo de la dualidad es
 un medio de expresión perfecto y 
único de aquello que está más allá de la dualidad. 
El modo en que se la percibe depende de
 la visión sagrada (tag-nang) del practicante.[..] 
                                                   * Basado en extractos del libro Judith Simmer-Brown.
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