MADHYAMIKA a fondo


[..] MADHYAMIKA (se.) [tib. dBu-ma, ch. zhong-kuan, JAP. Chügan].
«La Vía media», una de las dos grandes escuelas filosóficas del Mahayána. 
Sus partida­rios y la escuela se denominan con el apelativo de Mádhyamika, 
pero a menudo se utiliza la palabra Madhyamaka 
para designar la realidad descrita por la es­cuela. 
Ésta toma su nombre de madhyamá, «del medio, mediano»,
 siendo por excelencia la vía del medio
 (SC. madhyamápratipad, CH. zhongdao, JAP. chüdó) 
a la que el Buddha hizo referencia desde sus primeras enseñanzas.
Nágarjuna y sus seguidores condujeron, 
en efecto, 
a su perfección la noción de «vía del medio» 
mediante una dialéctica que no tiende hacia ningún extremo del pensamiento y 
que no afirma ninguna opinión, 
conten­tándose con permanecer en una actitud no fijada 
que conduce a la comprensión de la vacuidad de todas las cosa. 

La vacuidad no es un concepto filosófico, 
sino la experiencia de la realidad última de todas las cosas,
 lo que hizo decir a Nágarjuna: 
«El Vencedor ha dicho que la vacuidad es la evacuación completa de todas las opiniones. 
En cuanto a aquellos que creen en la vacui­dad, 
a esos los declaro incurables» (Karika, XIII, 8).
 

■ LA BASE, LA VÍA Y EL FRUTO SEGÚN EL MÁDHYAMIKA

I. La Base o Visión del Mádhyamika.
Consiste en unir las dos verdades o realidades, la realidad relativa o con­vencional
 (SC. samvrtisatya, TIB. kun-rdzob bden-pa),
 que concierne al registro de las apariencias fenoméni­cas, y
 la realidad absoluta o última 
(SC. paramár- thasatya, TIB. don-dam bden-pa), 
que es la vacuidad de los fenómenos. 

Cabe distinguir con nitidez estas dos realidades, que Candrakírti definió así
«Todos los fenó­menos poseen dos naturalezas: 
la que se encuentra per­cibiendo su realidad y 
la que se encuentra percibiendo su carácter engañoso. 
El objeto de la percepción co­rrecta es la realidad absoluta; 
el de la percepción en­gañosa es la realidad convencional»
 (Madhyamakavatára, VI, 23, a partir de la trad. francesa de P. Cornu).
La realidad relativa se denomina «realidad de encu­brimiento» 
porque nos oculta por completo la esencia de la realidad. 
En el plano relativo,
 los fenómenos apa­recen ante nuestros sentidos y parece que existan real­mente,
 pero en última instancia se encuentran despro­vistos de existencia intrínseca:
 fenómenos compuestos, es decir, 
sometidos a la causalidad, son impermanentes y están desprovistos de ser en sí.
 Nacidos de una com­binación de causas y de circunstancias,
 su existencia de­pende de otros factores (producción condicionada o in­terdependencia).
 Nagarjuna declara en el tetralema: 
«Allí donde estén, sean las que sean, ni propias ni ajenas, ni de uno y del otro, ni independientemente del uno y del otro, las cosas jamás han sido producidas» 
(Madhyamakakáriká, I, I, a partir de la trad. francesa de L. Biton).
Mediante los «destellos de diamante» 
se demuestra la imposibilidad de la producción de un fenómeno a partir de sí mismo, 
a partir de un fenómeno radicalmen­te distinto,
 a partir de las dos cosas a la vez y de ningu­na de ellas.
 La producción condicionada concierne a los fenómenos inconsistentes, insustanciales, 
que esca­pan a las cuatro alternativas del «ser», de la «nada», de «el ser y el no ser al mismo tiempo» y de «ni el ser ni el no ser». 

En consecuencia, Nagarjuna califica la pro­ducción interdependiente de los fenómenos 
por medio de ocho negaciones, ausencia de:

producción y de cesa­ción, 
de permanencia y de aniquilación, 
de idas y veni­das, 
de unidad y demultiplicidad.
Por último, en el capítulo veinticuatro, precisa: 

«A la producción condicionada la
llamamos vacuidad. La vía del medio es una designación metafórica». 

Las apariencias ligadas por la causalidad no poseen, en verdad, sustrato real: 
la insustancialidad de los fenómenos con­siste en su vacuidad de ser en sí. 
Esa es la realidad ab­soluta. 
Las dos realidades, por lo tanto, son:

1. opuestas, 
porque la apariencia de un fenómeno no es su realidad absoluta;
2. inseparables, 
porque, aunque vacíos de existencia en sí, los fenómenos aparecen y, 
aunque aparecen ante nuestros sentidos, no poseen existencia en sí.
3. de una misma esencia: 
la naturaleza esencial o úl­tima de los fenómenos relativos es su vacuidad.


En conclusión, 
la interdependencia de los fenóme­nos implica su ausencia de ser en sí.
 Ésta nos aparta del eternalismo, 
porque fenómenos que existen en sí mis­mos 
no podrían existir dependiendo de otros fenóme­nos. 
En ese caso no habría posibilidad ni de producción ni de destrucción. 

Asimismo, evita que lleguemos a una conclusión nihilista, 
porque los fenómenos aparecen y existen relativamente 
por la circunstancia de la produc­ción interdependiente. 
Los fenómenos no poseen, por lo tanto, 
ser en sí, pero tampoco son inexistentes. Ésa es la vía del medio.


II. La Vía.

Consiste en unir las dos acumulaciones:

1. La acumulación de sabiduría por medio del razo­namiento y la meditación 
conduce a la penetra­ción directa de la vacuidad.
2. La acumulación de méritos consiste en practicar la compasión 
con ayuda de las seis páramitá.
El bodhisattva franquea así sucesivamente las cinco vías y las diez tierras 
(SC. das'abhümi, TIB. sa-bcu) hasta obtener el Fruto del Despertar.

III. El Fruto.

Se trata del pleno Despertar de un bu­ddha 
obtenido tras la disipación de los velos pasionales y cognitivos 
a lo largo de las vías y de las tierras. 
El ac­ceso a la vacuidad del sí mismo y de los fenómenos 
asegura la destrucción de los velos cognitivos y 
permite consumar el dharmakaya o cuerpo absoluto para sí mismo
La acumulación de méritos permite consumar los dos cuerpos formales (SC. rüpakáya) 
por el bien de los otros: 
el sambhogakáya o cuerpo de goce y
 el nirmánakáya o cuerpo de aparición.


■ ORÍGENES E HISTORIA DE LA ESCUELA MADHYAMIKA. 

EN LA INDIA. Fundada en el siglo 11 por Nagarjuna y su discípulo Aryadeva,
 la escuela Madhyamika hunde asi­mismo sus raíces en el antiguo budismo indio, 
como ha mostrado T. R. V. Murti y muchos otros. 
En numerosos sütra del Canon pali se encuentra la proclamación hecha por el Buddha de la vía del medio, que se aparta de las visiones dogmáticas (PAL. ditthiváda) y 
extremas del nihilismo (PAL. vibhavaditthi) y del etemalismo (PAL. bhavaditthi). 
Ése es también el sentido de las «catorce cuestiones dejadas sin respuesta» por el Despierto.
Pero si Nagarjuna es el digno sucesor del budismo antiguo, 
es también y ante todo el comentarista de los Prajñápáramitásütra, 
los primeros textos del Maháyana en los que la vacuidad del sí mismo individual y 
la in­sustancialidad de todos los fenómenos se proclaman con nitidez. 
La obra fundacional de Nagarjuna es el Madhyamakas'ástra, 
«El tratado del medio», o Prajñánámamulamadhyamakakáriká. 

En otro tratado, el VigrahavyávartanT, 
defiende la filosofía Mádhyamika contra las 
objeciones de los filósofos realistas y contra los lógicos, 
introduciendo el método erístico de la es­cuela.
 Su discípulo Aryadeva (s. m) escribió a su vez el Catuhsataka, que fue, 
como las dos primeras obras,
 abundantemente comentado por los autores posteriores.
En el siglo V, Buddhapálita comentó 
«El tratado del medio» en el Mülamadhyamakavrttibuddhapálita,
 utili­zando el razonamiento por reducción al absurdo, o prasañga,
 para refutar las tesis contrarias. 
Fue vivamente criticado por Bhávaviveka (s. VI) en la Prajñápradípa,
 que daba preferencia al método de la lógica y 
sobre todo al silogismo autónomo (SC. svatantra-anumána). 

Así nació la distinción de las dos subescuelas indias del Mádhyamika:
 el método de Bhávaviveka y de sus discí­pulos 
se conoció con el nombre de Mádhyamika svátantrika,
 mientras que el predicado por Buddhapá­lita, 
defendido a su vez por Candrakírti (s. VI) en la Prasannapadá,
se convirtió en el Mádhyamika prásañgika, del que áántideva, 
en el siglo VIII, fue uno de los principales representantes.


■ EL MÁDHYAMIKA EN EL TÍBET. Fue Sántaraksita quien introdujo el Mádhyamika en el Tíbet en el siglo VIII. Con su discípulo Kamalaslla, 
detentó el linaje de un Mádhyamika que admitía la descripción yogácarin (cit­tamátra
) para exponer los mecanismos de la ilusión en el registro de la verdad relativa. 
Se trataba de la co­rriente Yogácára mádhyamika svátantrika, 
que fue pre­dominante en el Tíbet hasta la segunda difusión. 

En el siglo XI, Atlsa Dipankára, invitado al Tíbet, fundó la es­cuela Kadampa y pareció ponerse del lado de Can­drakírti en el Satyadvayavatára. 
Pero sólo en el siglo xn Patsab Lotsáva Nyima Drakpa, otro maestro kadampa, tradujo al tibetano las principales obras del Mádhyami­ka prásañgika: 
el Madhyamakávatara y la Prasannapa­dá de Candrakírti.
De hecho, fue en el Tíbet, 
a través de la literatura de los «manuales de filosofía» o druptha (SC. siddhánta),
 donde el debate entre las diversas corrientes del Mádhyamika alcanzó toda su amplitud. 
En efecto, se debe a los autores de las distintas escuelas tibetanas
 la invención de las denominaciones de las subescuelas
Mádhyamika. Con ocasión del estudio del Blo-gsal grub- mtha’ de Üpa Losel (TIB. dBus-pa blo-gsal), maestro kadampa del siglo XIV, K. Mimaki muestra cómo variaron las clasificaciones de los druptha en el Tíbet entre el siglo IX y el XIV. Sólo a partir de Dje Tsongkhapa (1357-1419) aparece la clasificación mo­derna de las distintas corrientes:

1. Los mádhyamika svátantrika (TIB. dBu-ma rang- rgyud-pa), subdivididos en:

- Sautrantika mádhyamika svatantrika (Bháva- viveka).
- Yogácára mádhyamika svatantrika (Sántarak- sita, Kamalasila, Haribhadra).

2. Los mádhyamika prásañgika (TIB. dBu-ma thal- ’gyur-pa)
(representados por Buddhapálita, Can- draklrti, Síántideva), 
desde entonces identificados entre los autores gelugpa con
 «aquellos que adoptan las visiones convencionales del mundo [en cuanto a la verdad relativa]»
 (TIB. ’jig-rten grags-sde spyod-pa’i dbu-ma-pa).
Pero cabe recordar que las denominaciones 
Sautrántika mádhyamika y Yogácára mádhyamika 
tienen ante todo que ver con
 la manera en que un filósofo mádhyamika 
considera el ámbito de la verdad relativa (SC. samvrti), 
mientras que las denominaciones svátan- trika y prásañgika 
tienen que ver con la utilización res­pectiva 
en la dialéctica del silogismo autónomo (SC. svatantra) o 
de la reducción al absurdo (SC. prasañga). 
Este distinción resulta importante si se quiere compren­der la posición filosófica real 
de las diferentes escuelas budistas tibetanas. 
Todas se adhieren al Mádhyamika, pero desde puntos de vista diferentes:
 - Los autores nyingmapa antiguos eran yogácára mádhyamika. 
Con Longchenpa (1308-1363), la escuela se sumó al Prásañgika en lo tocante a la dialéctica, preservando su presentación de la verdad relativa según el Yogácára.

- Ciertos sakyapa se adhirieron al Prásañgika 
sin tener la necesidad de menospreciar a los svátantrika
 ni la presentación yogácára de la verdad relativa (ejemplo: Gorampa).

- Los gelugpa se adhirieron a un Prásañgika estric­to,
 tal y como lo presenta Candrakírti en sus obras y como lo interpreta Dje Tsongkhapa. 
Considera­ban el Svátantrika como un sistema de visiones imperfectas y refutaban la presentación yogácára de la verdad relativa, admitiendo «las visiones convencionales del mundo» en este punto (TIB. ’jig-rten grags-sde spyod-pa'i dbu-ma-pa).

- En cuanto a los jonangpa, adoptaron un sistema inventado por Dolpopa (1292-1361), 
la escuela Mádhyamika shentong (TIB. gzhan-stong) o del «vacío de alteridad», 
que combinaba el Mádhya­mika con la teoría del tathágatagarbha y 
de las tres naturalezas (SC. trilaksana) de la filosofía cit- tamátra. 

Esta concepción, que se distinguía del resto de corrientes mádhyamika,
 todas calificadas de rangtong (TIB. rang-stong) o de «vacuidad in­herente», 
admitía una naturaleza de buddha vacía de impurezas adventicias 
pero llena de cualidades luminosas. 

Fue vigorosamente combatida por los gelugpa, 
que en el siglo XVII prohibieron, simple y llanamente, la escuela Jonangpa. 
Tras la emer­gencia del movimiento no sectario (TIB. Ris- med) de Kham en el siglo XIX, 
el Mádhyamika shentong experimentó un renacimiento en la es­cuela Kagyüpa,
 tras los trabajos de Jamgon Kongtrül Lodró Thaye (1811-1899).


■ EL MÁDHYAMIKA EN CHINA Y EL JAPÓN. Fue Kumárajiva (344 o 350-413) quien introdujo la escuela Mádhyamika en China. 
Tradujo al chino muchos de los Prajñapáramitasütra y sobre todo los «Tres tratados» del Mádhyamika recibidos de su maestro Süryasoma durante su estancia en Kashgar: 
el Madhyamakasastra (JAP. Chüron) y el Dvádasamukhasástra (JAP. Jüni- monron) de Nágáijuna, y el Üatakasastra (JAP. Hyaku- rori) de Áryadeva. 
Sus discípulos Daosheng (365-434), Sengzhao (374-414) y Senglang fueron sus fieles suce­sores.
Este último, de origen coreano, 
es el verdadero fun­dador de la escuela Sanlun o «escuela de los Tres Tra­tados», 
que distinguió claramente de la escuela Satya- siddhi. 
El séptimo patriarca de la escuela, Jizang (549-623), escribió numerosas obras, 
entre ellas «El sentido de los arcanos de los Tres Tratados» (JAP. San- ron gengi).
 Fue su discípulo coreano Hyekwan (JAP. Ekan) quien instauró la escuela en el Japón en 625, 
donde se la conoció por el nombre de Sanronshü. 

A di­ferencia del Mádhyamika del Tíbet, 
la escuela Sanlun ignora completamente las polémicas entre
 las corrien­tes Svátantrika y Prásañgika, 
y su transmisión en China se remonta a 
una fecha anterior al nacimiento de tales discordias. 

En China, la escuela Sanlun se integró en el Tiantai, 
pero declinó con la ascensión de la escuela Faxiang, 
de sensibilidad yogácára, creada por Xiuanzang (600-664), 
y no sobrevivió a las persecuciones de 845. 
En el Japón, 
la escuela Sanron fue una de las seis es­cuelas budistas del 
periodo de los Nara, y aunque más tarde decayó, 
sus doctrinas siguieron estudiándose en las escuelas Hossó y Kegon.
• Existe una bibliografía muy rica sobre el Madhyamika. En­tre las obras y artículos fundamentales, citemos a May, J., ar­tículo «Chügan» (en francés) en el Hdbogirin, París, EFEO, Instituí de France, pp. 470-493; art. «La philosophie bouddhi- que de la vacuité», en Studia Philosophica, Annuaire de la Société suisse de philosophie, vol. 18, 1958; «Recherches sur un systéme de philosophie bouddhique» (sobre la Prasannapa- dá), Bulletin annuel de la Fondation suisse, III, 1954; Robin- SON, R. H., Early Madhyamika in India and China, Milwau- kee y Londres, Madison, 1967; Murti, T. R. V., The Central Philosophy of Buddhism, Londres, George Alien and Unwin, 1955; Ruegg, D. S„ The Literature ofthe Madhyamaka Scho- ol of Philosophy in India, Wiesbaden, Otto Harrasowitz, 1981; Della Santina, P., Madhyamaka Schools in India, Delhi, Motilal Banarasidas, 1986 y 1995; Garfield, J. L., The Fundamental Wisdom ofthe Middle Way, Nueva York y Ox­ford, Oxford University Press, 1995; Newland, G., Apparen- ce et réalité, postfacio de P. Comu, Schoten, Kunchab, 2000; KOMITO, D. R., Les Soixante-Dix Slances de Nügürjuna, Scho­ten, Kunchab, 2001.
Véase Nagárjuna, madhyamápratipad, Prajñánámamüla- madhyamakakárika, Bhavaviveka, Buddhapalita, Candrakírti, Sanlun, Mádhyamika prásañgika, Mádhyamika svátantrika, Mádhyamika shentong, dos realidades, destellos de diamante [..]
http://www.akal.com/libros/Diccionario-Akal-del-Budismo/9788446017714

Actividades con el Profesor D. Elías Manuel Capríles Arias en varias ciudades de España.

copyright:  Theserin Sherpa

copyright:  Theserin Sherpa

[..] RIGPA (TIB. rigpa). 
Esta palabra, que habitualmente significa «saber» o «inteligencia» en tibetano (SC. vidyá), tiene un sentido muy específico en el Dzogchen. Designa el modo de ser original (TIB. gdod-ma’i gnas- lugs), la naturaleza de buddha presente en cada uno de los seres. 
En especial, hay que tener cuidado en distin­guir rigpa del espíritu ordinario (TIB. sems).
El espíritu ordinario, que incluye las ocho concien­cias, es el espíritu dualista confuso y agitado, juguete de la ilusión y productor de confusión. 
Se halla forma­do por una trama de impulsos momentáneos de pensa­mientos y de pasiones, y su naturaleza es vacua. 
Descu­brir la naturaleza del espíritu (TIB. sems-nyid) es descubrir su vacuidad, su ausencia de ser en sí. Pero en el transcurso de la disolución del espíritu ordinario, en­tre dos pensamientos, se manifiesta una presencia vacía y luminosa, sin objeto, que trasciende todo cuanto per­tenece al dominio del pensamiento. 
Rigpa designa esta Base primordial, que no está compuesta y que es, a la vez, vacuidad y luminosidad.
De ella se dice que resulta difícil de descubrir por­que está demasiado cerca de nosotros, porque es dema­siado simple, porque está más allá de la aprehensión del espíritu ordinario y porque resulta demasiado pro­funda. 
El maestro, a través de los medios apropiados, permite al estudiante experimentarla directamente, en la presentación de rigpa (TIB. rig-pa'i ngo-sprod). 
En­tre los sinónimos de rigpa, citemos «sabiduría nacida de sí misma» (TIB. rang-byung ye-shes), «estado natu­ral» o «modo de ser original» (TIB. gdod-ma’i gnas- lugs), «bodhicitta» (TIB. byang-chub sems) en el Sem- de y «conciencia de lo ordinario» (TIB. tha-mal-gyi shes-pa) en la Mahamudráde los kagyüpa.
Véase Dzogchen, Semde, Men ngak de, Mahamudra [..]
 
[..] AVIDYÁ (SC.) 
IPAI . avijiTi. TIB. marigpa. CH. wu- ming. yuchi. chi. JAP. mumyó]. 
«Ignorancia», «desconocimiento», «nesciencia». 
Origen de todos los males de la existencia en el samsara. 
Para todas las escuelas, la ignorancia es el veneno-raíz del espíritu, la pasión fundamental que se encuentra en el origen del resto, la instancia que toma la ilusión por la realidad. 
Es el pri­mer eslabón de los doce lazos de la producción condi­cionada y. en ese sentido, constituye la causa de la ocurrencia de los seres en la existencia condicionada.

LA IGNORANCIA EN LAS ESCUELAS HÍNAYÁNA.
En las escuelas del Hmayana y del Theravada. 
la ignorancia se define como la ignorancia de las cuatro nobles verda­des. 
de las tres marcas de la existencia, de la produc­ción condicionada y del karma. 
Ella es lo que nos impi­de conocer las causas del sufrimiento y 
adoptar los medios justos para liberarse de él. 
Es el último de los diez lazos o trabas (SC. samyojana) que encadenan a los seres al samsára. y sólo se corta definitivamente en el momento en que alguien se convierte en arhat. 
En las escuelas filosóficas Vaibhasika y Sautrantika, la igno­rancia es lo que mantiene la aparante cohesión del mundo y del yo individual, que de esa forma nos pare­cen permanentes. 
Nos impide tomar conciencia del ca­rácter compuesto de los fenómenos físicos y mentales, que en realidad son. según estas escuelas, reductibles en última instancia a los átomos y a los instantes indivi­sibles de conciencia.

LA IGNORANCIA EN EL MAHÁYÁNA.
En el Mahayana. la ignorancia resulta específicamente responsable de la incomprensión de la vacuidad de los fenómenos. 
El Cittamatra la hace responsable de la visión dualista que consiste en considerar los objetos de la conciencia como exteriores a ella misma, cuando en verdad son in­separables. 
El Mádhyamika considera que la ignorancia se encuentra en el origen de la confusión de los seres que toman la realidad convencional por la realidad ab­soluta. 
En esas dos escuelas filosóficas, cabe distinguir dos componentes en la ignorancia: la ignorancia innata (TIB. lhan-cig skyes-pa'i ma-rig-pa), que impide a los seres comprender la verdadera naturaleza de los fenó­menos. y la ignorancia imaginativa o conceptual (TIB. kun-brtags ma-rig-pa), que consiste en construir una realidad ilusoria a partir de esta incomprensión de la realidad absoluta.

LAS TRES IGNORANCIAS SEGÚN EL DZOGCHEN.
En el Dzogchen de la escuela Nyingmapa, se habla de tres ig­norancias a propósito del proceso de extravío que con­duce al samsára. Estas tres ignorancias dan cuenta del  desarrollo de la ilusión a partir de una interpretación errónea de la expresión de la Base primordial. 
La pri­mera es «la ignorancia de naturaleza idéntica a su cau­sa» 
(TIB. rgyu bdag-nyid gcig-pa'i ma-rig-pa). que se manifiesta en el momento mismo de la irradiación de las cinco sabidurías surgidas de la Base. 
Se expresa como una duda sutil en cuanto a la naturaleza de esa irradiación. En un segundo momento, se manifiesta la ignorancia innata (TIB. Ihan-cig skyes-pa'i ma-rig-pa). que no reconoce la irradiación como una expresión de la Base, sino que la toma por un objeto exterior. 
En este estadio se produce la escisión dualista entre un su­jeto observador y un objeto observado. En un tercer momento, surge la ignorancia imaginativa (TIB. kun- brtags ma-rig-pa), 
que etiqueta los objetos percibidos «exteriormente» y sobre impone la idea de un «yo» a la conciencia, que se toma por sujeto. 
El hundimiento en la ilusión y en la dualidad queda sellado por la activi­dad de esa tercera ignorancia, que construye la impre­sión engañosa de una realidad externa.
Véase interdependencia, pasiones. Dzogchen. Men ngak de [..] 54 y 398
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