07 de 10 (Homenaje DAKINI)* - "La protectora Ekajati, dakini de sabiduría"



[..] Ekayati es la protectora más importante 
de las enseñanzas vajrayana, 
espe­cialmente de los tantras internos y las termas. 
Se la conoce como la protectora del mantra,
 pues ayuda al practicante a 
descifrar los códigos simbólicos de la daki­ni, 
y determina adecuadamente los tiempos y 
las circunstancias apropiados
 para la revelación de las enseñanzas tántricas. 


Puesto que comprende enteramente los textos y 
los mantras que tiene bajo su cuidado, 
recuerda al practicante lo preciosos y secretos que son.
Ekajati esta considerada como la Reina del Mantra y 
el primer principio de la daki­ni,
 el mantra protector (ngak sungma). 
Su nombre significa "un moño" (ralchigma) y 
su pelo esta arreglado en un solo rodete, 
con un rizo turquesa en la frente. 
Esta y sus otras características significan 
su ardiente fidelidad a la no-dualidad. 
El único ojo de Ekajati mira hacia el incesante espacio, 
un único colmillo atraviesa los obs­táculos, un único pecho
 "alimenta a los practicantes supremos como a [sus] hijos". 
Está desnuda como la conciencia misma, 
a excepción de una vestidura de nubes blancas y 
una piel de tigre que rodea su cintura. 
La piel de tigre es el atuendo del siddha realizado, 
y significa Iluminación intrépida. 
Está ornamentada con serpien­tes y
 una guirnalda de cabezas humanas. 
En algunas representaciones se apoya sobre una sola pierna. 
Su cuerpo es de color oscuro, marrón o azul oscuro.
Ekajati reposa sobre un mandala llameante de forma triangular.

 Está rodeada por un séquito aterrador de demonias mamo 
que cumplen sus órdenes en bene­ficio de las enseñanzas secretas, 
y emana de su mano izquierda 
un séquito de cien feroces lobas de hierro. 
Ekajati se ha comprometido a ser 
"una flecha de aten­ción" que despierta y 
refresca a los practicantes perezosos o desanimados. 
Con los practicantes poco respetuosos o 
insolentes es airada y aterradora, 
y tiene el compromiso de matar sus egos y de conducirles al darmadatu, 
o la realización últi­ma misma. 
En su mano derecha sostiene el corazón, desentrañado y sangrante, 
de aquellos que han traicionado sus votos vajrayana.

 Al caer el sol, los practicantes vajrayana le hacen súplicas
 a la vez que le piden ayuda y
protección para la integridad de las enseñanzas y de la práctica.
En las hagiografías, cuando se aparece ante los yoguis, 
Ekajati es especialmen­te airada.
 Habla con chillidos agudos y penetrantes,
 sus ojos hierven y sus colmi­llos rechinan. 
En algunas apariciones adopta un tamaño que dobla al humano, 
blan­diendo armas y
 siendo atendida por brujas empapadas de sangre.

 Tener visiones de ella se considera sumamente auspicioso, 
algo digno de atesorar. 
A lo largo de su vida,
Lushül Khempo Kónchok Drónme 
llevó consigo la visión de una mujer fea, 
vieja y enfadada, en la que meditaba constantemente 
considerándola como un ser divino. 

Al final de su vida, 
la anciana se transformó en una visión pura de Ekajati,
 la protectora de los tantras.
A Ekajati se la conoce como la protectora de las enseñanzas terma,
junto con los protectores Vajrasadhu (Dorje Lekpa) y Rahula.
Pero dado que las enseñanzas tesoro
están particularmente asociadas con las dakinis,
 Ekajati es especialmente importante.
Ekajati protege sobre todo al dsogchen,
 las enseñanzas más estrechamente custodiadas del budismo tibetano. 

Se dice que el propio Srisimha 
confió las enseñanzas Ñingthik al cuidado de esta dakini.
 Atípicamente, 
Ekajati ofreció guía personal al gran maestro Longchempa,
 quien inició la diseminación
 de determinadas enseñanzas de Dzogchen. 
En su trigésimo segundo año,
Ekajati se apareció ante Longchempa y
supervisó todos los detalles del ritual iniciático
 del Corazón Esencial de las Dakinis (Khandro Ñingthik),
 insistiendo en que se usara una pluma de pavo real y
se eli­minara una jofaina innecesaria.

Mientras Longchempa efectuaba el ritual,
 Ekajati asentía con la cabeza en signo de aprobación,
pero corrigió la pronunciación del yogui.
Cuando Longchempa recitó el mantra,
Ekajati le exhortó diciendo: "Imítame",
y cantó el mantra entonando una extraña y
armoniosa melodía en el lenguaje de la dakini.
Más tarde se apareció ante la asamblea y danzó jubilosamente,
 pro­clamando la aprobación de Gurú Rimpoché y de las dakinis.

En nombre de la tradicion: 
fundadoras de nuevos linajes de enseñanza

La iniciación de nuevos linajes de enseñanza es una importante
 responsabilidad de las dakinis de sabiduría. 
Por ser ellas las protectoras del tantra, 
son a menudo la fuente de nuevas enseñanzas 
que custodian furiosamente 
hasta que maduran las circunstancias para su diseminación. 

Algunas veces reciben enseñanzas 
de los reinos de las dakinis iluminadas, como Uddiyana,
o sirven como intermediarias para otros reinos celestiales. 
Otras veces,
 tienen bajo su custodia textos descubiertos 
que todavía tienen que propagarse.
En cualquier caso,
algunas de las prácticas más populares de Tíbet
se originaron con la transmisión de las dakinis.

Por ejemplo,
el famoso mantra de seis sílabas de Avalokitesvara,
Om mani padme hum, fue
su función en el inicio de nuevos ciclos de enseñanzas 
se puede ver en el núme­ro de colofones de textos 
que exhiben preeminentemente nombres de dakinis. 
Pero también puede entenderse a la luz de nuestra discusión
 sobre la subjetivi­dad espiritual. 
Así como las dakinis son las que imparten las nuevas enseñanzas, 
también es la dakini quien las recibe
 —la realización interna del practicante tán­trico—.

 Como señaló Khempo Jigme Phüntsok, 
las palabras del texto terma de Jigme Lingpa
 fueron escritas para las dakinis,
 la espiritualidad más secreta de aque­llos que las leen. 
Cuando se realizan las enseñanzas tántricas, 
es la dakini interior de cada practicante quien las recibe y,
por consiguiente, está realizada.[..] 
                                                                        * Basado en extractos del libro Judith Simmer-Brown.

06 de 10 (Homenaje DAKINI)* - "La rueda es Chakrasamvara"


                                                          
[..] Su girar es la rueda misma del linaje [susurrado].
Oh hijo, haz girar la rueda sin apego.
Aquí las dakinis indicaban la esencia no dual del mahamudra, l
a naturaleza inexpresable de la mente y de la experiencia, 
la esencia del linaje susurrado de las dakinis. 
Emplean todas las famosas alegorías del lenguaje de la dakini,
 señalando la ausencia de existencia inherente de los fenómenos, 
su cualidad fundamental, luminosa y vasta. 

También bendicen a los maestros del mahamudra, el linaje que inicia Tilopa.
Al despertar, 
Marpa se sintió invadido por una gran devoción y 
partió apre­suradamente hacia India, 
para ver a su maestro por última vez. 
Llegó demasiado tarde. Naropa había fallecido. 
A pesar de eso, el envejecido Marpa buscó a su maestro varios meses 
durante los cuales recibió una serie de visiones, 
cada una de ellas repleta de otras poesías indescifrables de las dakinis. 
Finalmente, en Phullahari, en Nepal, 
recibió las enseñanzas de Chakrasamvara del propio Naropa y 
totalmente impresionado por la profundidad de las enseñanzas, 
Marpa excla­mó: 

"¡Conocer una cosa las libera a todas!".

La protección de la dakini se refleja en la integridad de los símbolos 
pero una vez que la comunicación ha tenido lugar,
 las dakinis saben que los símbolos han servido a su propósito. 

Después de que la dakini entregara a Jigme Lingpa una caja amuleto, 
el tesoro del corazón-mente de Samantabhadra, 
se desvaneció con las palabras: 
"El símbolo se ha disuelto", 
un final típico en las visiones de descubrimientos de tesoros.

Esto es un recordatorio de que los símbolos no tienen existencia inhe­rente y 
que su aparición apunta a diversos significados, 
pero el significado último es siempre la apertura vasta y luminosa.

En el nivel más sutil, 
las dakinis son encarnaciones de la esencia de las enseñanzas tántricas, 
la realización personal y directa de las cosas tal cual son, 
unida a los medios hábiles necesarios para aplicar 
esta realización a la vida cotidiana. 

La dakini pro­piamente dicha y su lenguaje simbólico 
provocan esta realización; 
el mero hecho de ver su escritura o de escuchar su lenguaje 
está considerado como una bendi­ción del linaje, 
por tener la capacidad de generar la liberación a través de la vista (thong-dról), 
un método de despertar que está ocasionado 
por una percepción sensorial directa y no mediada. 

La dakini actúa en nombre del linaje de las ense­ñanzas, 
revelando la conciencia despierta misma. 
Reverenciar a la dakini es reve­renciar la capacidad de surgir 
que tiene la conciencia viva y panorámica. 
La falta de respeto hacia ella deshonra esta capacidad y 
permite que muera.
¿Por qué juegan las dakinis un papel tan importante 
como protectoras de las enseñanzas vajrayana kama y terma? 
Thondup, citando a Dodrup Chen III, dice que es
porque la cualidad natural de lo femenino es proteger y preservar.

Pero encontramos otra clave cuando entendemos 
las cualidades maternales según el budismo vajrayana, 
donde el espacio del que surgen todas las cosas, 
conocido como Madre Prajnaparamita, 
también puede ser protector, agudo y cortante. 
Una forma verdadera de la Madre es la protectora salvaje y airada, 
como mostró Mandarava 
en su manifestación de la Reina con cien cabezas y mil brazos, 
ardiendo en un fuego abrasador. 
Cuando pisó fuertemente con sus cien piernas, 
la tierra entera tem­bló. 

Con este acto demostró el poder inherente 
a la experiencia directa de la Prajnaparamita, 
la realización de la vacuidad en el sentido vajrayana.[..]

05 de 10 (Homenaje DAKINI)* - "Símbolos ocultos y revelados"



[..] Las dakinis también protegen manteniendo las enseñanzas en lenguaje indes­cifrable. En la transmisión de las enseñanzas tántricas, sólo una pequeña porción está contenida en textos registrados. Los textos no pueden contener toda la enseñanza; ningún texto contiene el significado interior, los detalles de la prácti­ca, o la experiencia de la realización. El texto es meramente el instrumento exter­no que contiene la base del significado tácito del que la tradición oral es porta­dora. Es bien sabido, en la tradición tibetana, que los textos tántricos tienen que ser dados a conocer a través de las instrucciones orales de un maestro cualifica­do. Por esta razón, a menudo, el lenguaje literal de los textos tántricos es incom­prensible para el profano. 


El lenguaje tántrico se llama "lenguaje del crepúsculo" (sandha-bhasa, gongpe-ke), señalando la misma cualidad transicional, liminar, 

que describimos cuando hablamos de los encuentros con la dakini. Para comprender tal lenguaje hay que experimentarlo.
La tradición oral de la transmisión, así como la realización personal interior del significado, están protegidas por las dakinis en nombre de los linajes tántricos. Los tibetanos creen que, cuando se pierde el linaje de las instrucciones orales, la esen­cia de las enseñanzas regresa al reino celestial, Uddiyana, que está protegido por las dakinis. Si se pierden los textos mismos, también regresan bajo el cuidado de las dakinis para ser descubiertos más tarde.


Milarepa, antes de quemar los textos de la dakini que su engreído discípulo Rechungpa había traído de India, pidió a las dakinis que los reclamaran y los guardaran bajo su protección. Finalmente, tras reconocer su arrogancia, Rechungpa exclamó: "¿De qué sirven los libros sin un gurú?". Al oír esto, las dakinis le devolvieron los textos intactos


En la tradición de las termas también podemos ver lo importantes que es la protección de las dakinis. 
Las danzarinas del espacio son especialmente centra­les en el tipo de terma llamado "dejar al cuidado de las dakinis" (khandro te-guia). La consorte de Gurú Rimpoché, Yeshe Tsogyal, recibió miríadas de enseñanzas de su gurú en este tipo de terma, recordándolas todas con su memoria perfec­ta, uno de sus rasgos más apreciados. Ella reunió todas estas instrucciones ora­les y las caligrafió con una escritura secreta, en rollos de papel amarillo (shok-ser) usando su cabello como pincel. Luego selló los rollos y los escondió en diversos lugares, como "rocas indestructibles, lagos repletos de riqueza y arcas inmutables".  


Como escribió Dudjom Rimpoché:
Puesto que [dichos tesoros] se han traducido de los símbolos secretos de las dakinis, los textos son profundos y sus bendiciones grandes. Los indignos, por muy aguda que sea su inteligencia, son como ciegos examinando un elefante, y no pueden valorar siquiera una porción del mismo. Los reveladores del teso­ro están genuinamente más allá del ámbito de percepción de los seres ordinarios.
Se dice que en el momento de su descubrimiento, estos rollos de papel reavivan en el tertón la comprensión directa del tesoro, que está oculta en la naturaleza de su mente despierta.
Se dice que la escritura que empleó Yeshe Tsogyal era la "escritura simbólica de la dakini" (khandro dayik), que es ilegible excepto para el tantrika sumamente rea­lizado o auspicioso, que puede pedir ayuda a las dakinis para descifrarlo.

Parece ser que hay diversos tipos de escritura simbólica, incluyendo las escrituras de las dakinis y otros tipos secretos. Pueden escribir en lenguaje índico o tibetano y su significado ser incomprensible; 
o pueden caligrafiar los textos en escritura mágica (trül-yik), cuyo contenido es simbólico, pero muta rápidamente mientras se lee; o pueden utilizar escrituras fragmentarias, secretas o conocidas, que sólo se comprenden mediante la transmisión susurrada.
Así pues, exteriormente, se entiende que las dakinis son la clase principal de protectores de las termas, responsables de ocultarlas hasta que el tiempo sea el adecuado, y de depositarlas en manos de los tertóns. Las dakinis también protegen a los practicantes de los textos terma, preservando la integridad de la aplicación de las enseñanzas terma. 
Como señaló el célebre tertón Ñoshul Khen Rimpoché: "Las enseñanzas terma del linaje corto y directo son como cálidos y frescos alien­tos, de los que la humedad de las bendiciones no se ha evaporado todavía". En el budismo tántrico, en un nivel interior, son las dakinis quienes, específicamente, ejer­cen el poder de ocultar o revelar el significado de las escrituras simbólicas y de los símbolos en general. 

Como dicen los tantras, respecto al código de la dakini:
Las dakinis hacen uso de los símbolos. Son diestras en símbolos y en respuestas simbólicas. Ellas vinculan la esencia última al simbolismo. Las dakinis son la fuerza vital de los símbolos.Esto significa que las dakinis tienen dominio sobre el tesoro secreto de las ter­mas, y que sólo ellas, o sus iguales, tienen el poder de comprender directamen­te sus significados. Utilizan los símbolos con maestría para expresar este signifi­cado sutil, y vinculan el significado último de las enseñanzas a los símbolos cuando
A veces, las dakinis se aparecen ante los tertóns en visiones, guiando proféticamente sus descubrimientos; otras veces, dirigen la búsqueda con lluvias de flo­res, doseles de luz de arco iris o melodías de canciones de sabiduría. También pue­den servir como consortes humanas de los tertóns.

Los tertóns en la mayoría de los casos no son monjes célibes; sino que, más comúnmente son yoguis o padres de familia, con consortes que juegan un papel dominante en el descubrimiento de los tesoros. De hecho, casi todos los tertóns consideran que la práctica tán­trica con consorte es parte de las circunstancias auspiciosas necesarias para el des­cubrimiento de las termas.


 Hay también mujeres tertóns, como en el caso de la tertón contemporánea Khandro Khachi Wangmo, considerada como una daki­ni encarnada. Cuando descubrió los objetos rituales terma en la montaña Bonri, en Ñingchi, reveló los objetos a los reunidos manifestándose como una dakini, des­nuda hasta la cintura y en estado visionario.
Para que la dakini guíe al tertón no es necesaria la unión sexual propiamente dicha. En un ejemplo contemporáneo, Yague Kunsang Drolma escapó de un matrimonio acordado que no deseaba, y buscó refugio en el convento de Rindsin Nuden Dorje, con quien tenía una conexión kármica previa.
Cuando se encontraron, ella le pidió que le diera la ordenación y que le cortara el pelo. Este corte de pelo fue simbólico de su unión. 
Después de la ordenación, Ridzing fue al lugar conocido como Khandro Bumdsong y halló todos los textos ocultos.  
Más tarde, cuando el lama Ridzing experimentó obstáculos en sus descubrimientos, envió a sus monjes en busca de la monja Yague Kunsang, para pedirle que le ayu­dara. 
Ella acudió en procesión con los monjes y ejecutó un ritual con su lama, que se describe como otra expresión simbólica de su unión sexual. Después de eso, el lama fue capaz de descubrir el último capítulo. A la monja Yague Kunsang se la llamaba la practicante perfecta del código monástico. Aunque tenía el pelo largo como una yoguini, desarrolló el olor que caracteriza a los excelentes practican­tes del vinaya. El lama Ridzing Nuden Dorje era un monje puro y Yague Kunsang

La razón por la cual las dakinis juegan un papel tan importante en la protec­ción y el descubrimiento de las termas es que ellas representan la mente de sabi­duría interior del tantrika. A pesar de que la búsqueda de las termas pueda pare­cer externa, tiene que ir acompañada de una profundización interna. El verdadero lugar secreto de la terma es la mente, y la esencia de todas las termas es la terma mental. Aunque los budistas tibetanos en exilio estén siempre preocupados por la preservación de textos tibetanos que peligran, su preocupación por la preservación de las transmisiones mentales es aún mayor. De ahí que los tibeta­nos se hayan esforzado con tanta asiduidad por salvar los linajes de transmisión de los tulkus. Investigar la naturaleza de la dakini es, en su esencia, una investigación sobre la naturaleza verdadera de nuestras propias mentes. La presencia exter­na de la dakini en la vida del tertón está considerada como un recordatorio del descubrimiento esencial de la dakini secreta.
                                     
Las dakinis son famosas como proveedoras de símbolos. 


Cuando Saraha se encon­tró con la forjadora de flechas en el mercado, la observó atentamente y vio que estaba impartiendo una instrucción espiritual. Ella, al verle allí, se dirigió a él dicien­do: "Mi querido joven, el significado del Buda puede conocerse mediante símbo­los y acciones, no a través de palabras y libros". Saraha respondió: "Tú no eres una forjadora de flechas normal y corriente; eres una maestra de símbolos".  Ante el profano, el símbolo permanece opaco y las enseñanzas ocultas; ante el estudiante maduro y digno, el símbolo se ofrece y revela. Esto significa que, simul­táneamente con la protección de los tantras, las dakinis ofrecen enseñanzas. 
Se comunican simbólicamente y ofrecen obsequios simbólicos; cuando han de enfren­tarse a gestos o sonidos simbólicos, responden certeramente con respuestas simbólicas.

En el linaje kama, el lenguaje simbólico de la dakini también oscurece el signifi­cado de las enseñanzas ante el practicante no iniciado. Cuando Marpa se prepa­raba para regresar a Tíbet, ofreció un banquete sacramental en honor de su gurú Naropa. 


Como regalo de despedida, el gran gurú entonó un canto indescifrable a su joven discípulo tibetano, usando el lenguaje suñatade la Prajnaparamita:

Una flor abriéndose en el cielo,
el hijo de una mujer yerma monta a caballo
empuñando un látigo 
de pelo de tortuga.
Con la daga de cuerno de liebre
mata a su enemigo en el espacio de darmata.
El mudo habla, el ciego ve.
El sordo oye, el tullido corre.
El Sol y la Luna danzan, el sonar de las trompetas.
El niño hace girar la rueda.
Seguidamente, 
Naropa dijo a Marpa que llegaría a comprender este canto sólo si regresaba en busca de enseñanzas una vez más.
Muchos años después, en Tíbet, Marpa tuvo un sueño visionario en "un esta­do en que se mezclan sueño y luminosidad". En él se le aparecían tres hermosas dakinis, vestidas de seda y portando ornamentos de hueso, que cantaban melo­diosamente el significado de las anteriores enseñanzas de Naropa: La flor que se abre en el cielo es la dakini.

El hijo de una mujer yerma que monta a caballo es el linaje susurrado. El látigo de pelo de tortuga es lo inexpresable. La daga de cuerno de liebre es lo no nacido. Esto mata a Tilopa en el espacio del darmata.
Tilopa es el mudo, más allá de la palabra, del pensamiento y de la expresión. Naropa es el hombre sordo, la montaña del dharmakaya del darmata. Lodró es el lisiado, que corre por la montaña con el andar de la luminosidad, libre de idas y venidas.

La Luna y el Sol son Hevajra y consorte. Son dos bailarines, pero un sabor.
Las [caracolas], proclamando fama en las diez direcciones, sonido para los recipientes dignos.[..]

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