Extracto del libro “El Testamento de Zurchungpa”, de Dilgo Khyentse Rinpoche, traducido al inglés por The Padmakara Translation Group, publicado por Snow Lion Publications como “Zurchungpa’s Testament.”
Originalmente escritas como instrucciones esenciales para un grupo de practicantes en un retiro de tres años, el Testamento de Zurchungpa servirá de guía indispensable para cualquiera que desee seriamente practicar la Gran Perfección.
Los Ochenta Capítulos de Consejos Personales fue la última enseñanza dada por el gran maestro Nyingma, Zurchung Sherab Trakpa (1014-1074). El texto original consiste en casi 580 máximas, que cubren todo el sendero del Dzogchen desde enseñanzas fundamentales hasta instrucciones esenciales que devuelven a la vida el punto de vista del Dzogchen. El extraordinario maestro Dilgo Khyentse Rinpoche, considerado uno de los más grandes de nuestro tiempo, agrega un comentario profundamente apropiado y práctico. Abajo encontrarán unos pocos extractos tomados de este libro invalorable.
Si, cuando estás practicando, se rompe el dique del sufrimiento, es simplemente que estás purificando tus acciones negativas.
Alégrate y abandona tus puntos de vista erróneos.
Si la gente es hostil con un practicante del Dharma que no ha hecho nada malo, es simplemente que lo están poniendo en el sendero de la paciencia.
Eviten enojarse y tener mal genio; tengan en cuenta los beneficios de la paciencia.
Como dijo Kunkhyen Jigme Lingpa dijo:
Un enemigo que te devuelve lo bueno que le diste con lo malo te hace progresar en tu práctica.
Una acusación injusta es un latigazo que te lleva hacia la virtud.
Es el maestro que destruye tus apegos y deseos.
¡Mira su gran bondad que nunca podrás devolver!
Si alguien los critica o los culpa a pesar de que no hayan hecho nada malo, no se ofusquen o enojen o intenten igualarlo. En lugar de ello, estén agradecidos: mírenlo como una oportunidad para purificar sus propias acciones del pasado cuando fueron ustedes quienes culparan a otros.
Vístanse con la armadura de la paciencia, y reflexionen sobre este verso:
No existe peor mal que el enojo,
Ninguna austeridad puede ser comparada con la paciencia,
No existe mal similar al enojo,
No hay austeridad comparable con la paciencia.
Por lo tanto, ármense de paciencia,
Jigme Lingpa dijo que a pesar de que mucha gente lo acusó y lo criticó sin razón, él siempre rezó:
“Pueden estas personas ser mis discípulos en una vida futura para que yo pueda beneficiarlos”.
Y así fue como en vidas futuras se manifestó como Do Khyentse Yeshe Dorje y como Jamyang Khyentse Wangpo.
Aquí hay una historia que ilustra los beneficios de la paciencia. En una de sus vidas previas como un bodhisattva, el Buda era el rishi Palabras Pacientes. A pesar de ser el hermano de un rey, hacía mucho tiempo que había abandonado la vida mundana y adoptado una vida de soledad y de meditación en el bosque. Un día el rey y su séquito de reinas fueron al bosque para hacer un picnic. El rey se durmió, y mientras dormía, las reinas se fueron de paseo y se encontraron con el rishi, Palabras Pacientes. Cuando el rey se despertó y descubrió que todos se habían ido, se dispuso a buscar a sus reinas y eventualmente las encontró sentadas frente al rishi escuchándolo dar enseñanzas. Enfurecido el rey sacó su espada y preguntó,
“¿Quién eres tú?”
“Me llaman Palabras Pacientes”, respondió el rishi.
“Veamos cuan paciente eres realmente”, gritó el rey, y con su espada empezó a descuartizar al rishi, cortándole brazos y piernas. Estaba a punto de cortarle la cabeza cuando este dijo:
“Mientras me cortas a pedazos, yo juro que en una vida futura, cuando yo obtenga la iluminación, una por una yo cortaré todas tus emociones perturbadoras”. Después de lo cual, el rey le cortó la cabeza al rishi. Del cuerpo de este rishi, en vez de sangre, fluyó leche. El rey repentinamente se dio cuenta que no era un ser ordinario el que acababa de matar, sino un siddha.
“¿Quién era este rishi?” Preguntó. Cuando supo que era su propio hermano que se había transformado en un gran rishi al haber meditado en el bosque, sintió un gran remordimiento. Llevó el cuerpo del rishi de vuelta a la capital, ofreció una gran ceremonia de ofrendas y construyó un stupa en el cual fueron guardadas las reliquias.
Cuando el rishi se transformó en el Buda Shakyamuni, mediante el poder de su plegaria en esa vida anterior, el rey se convirtió en uno de sus primeros cinco discípulos en recibir enseñanzas en Varanasi. Por lo tanto un bodhisattva es alguien que toma refugio pensando: “Pueda el daño que otros me causan crear una conexión a través de la cual puedan obtener felicidad”.
Si obtenemos algunos resultados de nuestra práctica y nos encontramos siendo respetados por otras personas, nunca debemos sentirnos orgullosos de que nuestras actividades se incrementen. Vean todo como un sueño, como una ilusión, y eviten apegarse a la riqueza y a las posesiones, de lo contrario retornarán al samsara y terminarán sin nada.
Si vuestra fe consumada coincide con la aplicación de las instrucciones, es simplemente que han agotado vuestro karma.
Las instrucciones es algo que debemos poner en práctica. Simplemente leyendo la receta del médico, nunca curará nuestra enfermedad. Las instrucciones de nuestro maestro deben ser usadas cuando encontramos obstáculos y dificultades.
Debemos utilizarlas correctamente y no perder de vista su objetivo. Así como la mejor manera de matar a alguien es clavándole un cuchillo en el corazón (la persona no sobrevivirá más de una hora) si ustedes aplican correctamente las instrucciones y dan en el punto vital, un mes de práctica será efectiva en disipar vuestras emociones perturbadoras y acciones.
De lo contrario, no importará cuánto estudien y escuchen enseñanzas, las instrucciones y vuestro propio ser irán en sentidos contrarios. A menos que obtengan estabilidad en vuestra práctica para así sobreponerse al apego, al ego y emociones perturbadoras, cualquier tipo de práctica avanzada que realicen será un sinsentido, nada más que un nombre que impresiona. Pero si practican como corresponde ahora,
En el futuro no renacerán en el samsara.
Como un pez que muerde un anzuelo, habrán sido pescados por la compasión de los Budas. Si en esta vida son diligentes y practican como corresponde, aunque no obtengan la realización, renacerán en un lugar en donde podrán encontrarse con las enseñanzas, conocer al maestro, y continuar a progresar. Más grande sea la conexión que logren con el Dharma de esta manera, más grande será el beneficio que obtengan. Ha sido a través de la práctica del Dharma que todos los sabios en el pasado obtuvieron la realización.
Todo el Dharma deberá servir como antídoto al apego y a la aversión.
De lo contrario hacer mucha práctica solamente hará que se incremente el orgullo;
Pasar mucho tiempo en una cueva o lugar recluido será una manera de acumular posesiones, y se transformarán en espíritus malignos. La práctica no habrá servido de antídoto a vuestro apego y aversión, no habrá sido Dharma genuino.
Si vuestro propio miedo a la muerte coincide con la muerte de otras personas, es simplemente que ha llegado el tiempo de alejar vuestra mente del samsara.
Una vez el Señor Buda encontró a cuatro hombres fuertes intentando romper una piedra enorme que atravesaba el camino. Sin importar los grandes esfuerzos que hicieran, no podían moverla. Usando sus poderes milagrosos el Buda lanzó la piedra al aire con el dedo del pie, y cuando cayó a tierra, la redujo en polvo al señalarla con el dedo. Todos quedaron estupefactos y dijeron: “No hay nadie en el mundo más poderoso que usted.”
“Si”, respondió el Buda, “existe alguien que es mucho más fuerte que yo”.
“¿Quien puede ser esa persona?”, preguntaron.
“Cuando obtenga el nirvana, encontraré al Señor de la Muerte. Él es mucho más poderoso que yo”.
Es muy importante recordar constantemente que nosotros vamos a morir, y que tendremos que soportar todo el dolor de la muerte. Esto no es cierto solamente para nosotros. Piensen en cuanta gente murió el mes pasado.
Y consideren cómo han muerto: algunos de viejos, otros jóvenes, y en todo tipo de circunstancias. ¿Dónde está toda esa gente ahora, en cuál de los seis reinos han terminado? Algunos de ellos deben de estar soportando terribles sufrimientos. Y nosotros mismos terminaremos experimentando los mismos sufrimientos también.
Cuando reflexionamos sobre los terribles tormentos que deberemos soportar, pareciera que en esta vida nada es de demasiado beneficio para nosotros.
No se apeguen a la felicidad y al confort en esta vida.
No importa cuán deliciosa sea la comida que comemos, todo se transforma en excremento. No importa cuán linda sea la ropa que usamos, solamente están cubriendo lo que está debajo de la piel, componentes mal-olientes como ser carne, sangre y linfa. ¿Entonces cual es el punto de vestir el cuerpo con brocados? Esta vida es tan breve como una nube en el cielo: puede desaparecer en cualquier momento.
Nadie puede decir cuánto tiempo vivirá. Y aún si viven muchos años, nadie puede saber si serán felices y si estarán satisfechos toda su vida. Nada es certero, ni nuestra muerte, ni las circunstancias de nuestra vida, por lo tanto no debemos tener apego por las cosas de esta vida. La única manera de utilizar nuestras vidas correctamente es practicando el Dharma, y hacerlo mientras somos jóvenes y nuestros cuerpos y mentes están en su apogeo. Podemos pensar, “Durante los próximos veinte años, o tal vez un poco menos, trabajaré y ganaré suficiente dinero para poder dejar de trabajar, y luego practicaré el Dharma”.
¿Pero quién sabe cuándo podemos morir; quién sabe si entretanto no cambiaremos de opinión?
Por este motivo el texto raíz dice:
Si ustedes piensan que primero terminarán sus proyectos para esta vida y luego practicarán un poco de Dharma, estas son simplemente las tácticas de postergación del demonio.
Es muy importante no caer bajo la influencia de tal demonio.
Lo que llamamos un demonio no es algo con ojos desorbitados, una boca abierta, dientes filosos y una mirada aterradora. El verdadero demonio es nuestra predilección por las actividades mundanas, nuestro apego a amigos y familiares, nuestra aversión por nuestros enemigos y el hecho de estar completamente dominados por las ocho preocupaciones, junto a las circunstancias, tanto buenas como malas, que pueden hacer que nos alejemos del Dharma.
Se dice que las circunstancias favorables son más difíciles de utilizar en el sendero porque son más susceptibles de distraernos y hacernos olvidar al Dharma. Por lo tanto cuando tenemos todo lo que necesitamos, dinero, estatus, una casa cómoda, comida, y ropa, no debemos sentir apego a estas cosas sino verlas como ilusorias, como cosas que aparecen en un sueño.
Las circunstancias indeseadas son relativamente más fáciles de tratar. Es relativamente más fácil meditar sobre la paciencia cuando alguien se enoja o nos amenaza, y practicar cuando estamos enfermos, porque estas son causas de sufrimiento y el sufrimiento naturalmente nos recuerda el Dharma. Pero cuando estamos contentos, cuando nos va bien, estas buenas circunstancias tienen una tendencia a fundirse muy cómodamente con nuestra mente, como aceite de masaje, que se desparrama fácilmente por el cuerpo.
Cuando disfrutamos de los buenos tiempos, el apego fácilmente permanece en la mente y se transforma en parte de nuestros sentimientos. Y una vez que nos hemos apegado a las buenas circunstancias, el demonio de los hijos de los dioses ha llegado. De los cuatro demonios este es el que causa orgullo: nos dejamos seducir por el éxito, fama y riquezas. Es muy difícil que la mente pueda librarse de tanto orgullo.
Si desean que vuestra conducta concuerde con todo, no obstruyan los esfuerzos de los demás.
Es muy importante el mantener una armonía perfecta y buenas relaciones con todos vuestros compañeros del Dharma, hermanos y hermanas. Deben ser como un cinturón para ellos, como algo que uno usa todo el tiempo pero no siente. Deberían ser muy adaptables, como la sal, que fácilmente se disuelve en cualquier tipo de agua, clara o turbia. Relacionarse únicamente con el maestro no es suficiente; deben poder relacionarse con los demás. De lo contrario deteriorarán vuestro samaya y disgustarán al maestro. En todo lo que hagan, actúen de acuerdo con el Dharma y compórtense armoniosamente con los demás. Nunca podrán ser buenos practicantes si se relacionan mal con la gente, molestando a los demás y actuando contrariamente a sus deseos.
Más aún, de los nueve vehículos del Dharma, practiquen el que verdaderamente pueda ayudarlos de acuerdo con vuestra capacidad y condición presentes. Nunca echen de menos a los vehículos inferiores, pensando que son demasiado bajos para ustedes. Cada vehículo posee enseñanzas que nos pueden ayudar de acuerdo con nuestra capacidad.
Por lo tanto deben recibir y examinar las enseñanzas del Vehículo de los Shravakas apropiadamente, viendo la verdad que encierran y practicarlas lo más posible. De la misma manera, en los vehículos de los Bodhisattvas y del Mantra, deben aprender todo lo que pueda ser de beneficio para ustedes y practicarlos tan bien como puedan.
Por lo tanto, no discriminen entre vehículos inferiores o entretengan deseos de practicar las llamadas enseñanzas avanzadas. Comprendiendo que estas enseñanzas no se contradicen, practíquenlas de tal manera que verdaderamente los ayuden a progresar. Entonces todo surgirá como una enseñanza.
El Buda dio todas las diversas enseñanzas por compasión, y todas están imbuidas de su sabiduría: no existe una sola palabra en ellas que puedan dañar a los seres. Todas ellas poseen la virtud de conducir a lo seres hacia la liberación y la iluminación. Por lo tanto no sean sectarios y piensen, “Nuestras enseñanzas son mucho más superiores a las de las demás escuelas y tradiciones filosóficas”.
Como todos los vehículos son verdaderos en sus propios términos, no tengan opiniones rígidas acerca de senderos o escuelas filosóficas.
Mientras que nunca deberíamos pensar que nuestra tradición es mejor y las demás inferiores, no existe daño en una discusión genuina y debate que estén libres de apego y animosidad, si esto puede ayudar a clarificar pequeños malos entendidos o interpretaciones incorrectas de acuerdo a nuestro parecer. De la misma manera, las interpretaciones equivocadas de los puntos de vista ajenos pueden ser corregidas por discusiones entre siddhas instruidos.
Hijo, existen cuatro tipos de experiencia.
Cuando intentemos preservar el reconocimiento de la naturaleza absoluta de esta manera, tendremos varias experiencias.
La primera de estas es:
La experiencia de no tener apego a los pensamientos, como lo ilustra un pequeño niño y un espejo:
A pesar de que hay percepciones, no hay apego.
Las experiencias surgirán. Si no tuviésemos experiencias en el sendero, estaríamos en el sendero equivocado. Pero a pesar de que surgen, debemos estar completamente libres de apegarnos a ellas, como un pequeño bebé frente a un espejo. No importa lo que haga el bebé, el espejo lo reflejará. Pero el bebé no piensa si es bueno o malo. De la misma manera, alguien que está libre de apego no queda atrapado por nociones de bueno o malo.
La experiencia de la sabiduría que toma vida allí donde previamente no había surgido, como queda ilustrado por una mujer pobre que encuentra un tesoro:
La experiencia y la realización nacen de nuevo.
Cuando una nueva experiencia de la realización de la sabiduría surge en la mente, debemos estar contentos, y la alegría que sentimos nos deberá fortalecer en nuestra práctica, así como una mujer indigente encuentra un tesoro bajo tierra. Está sobrepasada porque sabe que durante siete generaciones no habrá que preocuparse por ser pobres, y por lo tanto cuida con mucho celo el tesoro que ha encontrado.
La experiencia de ni aprehensión, ni estima, como queda ilustrada por una golondrina ingresando en un nido y por un león:
Uno ha adquirido confianza decisiva.
En un determinado momento ganaremos un sentido de seguridad y confianza a partir de la adquisición de una clara idea de donde estamos en el camino, de cómo trabajan los antídotos sobre las emociones, y la comprensión del punto de vista de la vacuidad. Encontraremos que no tendremos vacilación, como una golondrina ingresando en el nido. Antes de construir su nido, la golondrina busca un buen sitio libre de posibles peligros. Pero una vez que ha construido el nido, vuela directamente hacia él, sin vacilación alguna. De la misma manera, habiendo cuidadosamente ejercitado nuestra meditación, llegaremos a un punto en el cual no tenemos vacilación e inmediatamente reconocemos la naturaleza de nuestras experiencias.
Como el león, el rey de los animales, que no tiene miedo de otros animales donde sea que vaya, un yogui no tiene aprehensiones, no importa que experiencias surjan en su mente. Al mismo tiempo no está orgulloso ni enamorado de sus experiencias. No atesora las experiencias, ni tampoco está pendiente de ellas.
La experiencia de no tener miedo de los puntos de vista filosóficos, como queda ilustrado por el león que no le teme al zorro:
No existe miedo al punto de vista ni de la acción de los vehículos inferiores.
Cuando hemos descubierto la naturaleza absoluta, no estaremos atados a puntos de vista, ni por la conducta de los vehículos inferiores.
Como el león, que nunca le teme al zorro, no importa cuánto ladre, alguien que tiene la entera realización de la Gran Perfección no está afectado por las diferentes enseñanzas acerca de punto de vista, meditación y acción de los vehículos graduales; no lo hacen vacilar.
Los signos que surgen con la experiencia.
Hijo, existen cuatro tipos de signos.
Cuando la experiencia y la realización florecen por dentro, es
El signo de la sabiduría que brilla en nuestro interior, como queda ilustrado por una lámpara de aceite dentro de una jarra.
Cuando se coloca una lámpara de aceite en una jarra, queda protegida del viento y por lo tanto se quema lentamente y brilla. De la misma manera, cuando la presencia clara llena el espacio interior, el karma y las emociones perturbadoras son rápidamente disipados.
Para esto existen cuatro maneras en la que los objetos del conocimiento son liberados en su propia naturaleza.
Cuando hayamos realizado esa verdadera naturaleza, todos los conceptos serán disipados dentro de esa misma naturaleza absoluta.
Se auto-liberan, como cuando el hierro corta al hierro.
Así como el hierro puede ser cortado por hierro pero no por madera, cuando la naturaleza última del sujeto y del objeto actúa como antídoto de ese mismo sujeto y objeto, toda dualidad se disuelve naturalmente.
Las apariencias y la mente siendo inseparables, se liberan a través de una sola cosa, como el fuego encendiendo el fuego.
Cuando existen muchas diferentes emociones perturbadoras teniendo lugar en la mente, no hay necesidad de buscar un antídoto distinto para cada una. La naturaleza absoluta sirve de antídoto a todas ellas, como un fuego que enciende un fuego. Una vez que uno descubre que la mente y las apariencias son inseparables, cuanto más leña agreguemos más arderá el fuego.
Conociendo la propia naturaleza, se liberan en la realidad fundamental, como el espacio que se mezcla con el espacio.
Dentro de una jarra hay espacio, y ese espacio es básicamente igual al que se encuentra fuera. Cuando se rompe la jarra con un martillo, el espacio de adentro y el vasto espacio afuera se unen y son indiscernibles.
Las apariencias son reconocidas como siendo manifestaciones de la mente, como el encuentro entre una madre y su hijo.
Una vez que hemos reconocido que todos los fenómenos externos son simplemente la auto-manifestación de nuestra sabiduría o naturaleza intrínseca, los fenómenos externos y condicionados no pueden engañar nuestra naturaleza absoluta interna. El reconocimiento de que los fenómenos externos son nuestra propia proyección es como el encuentro entre una madre y su hijo: entre ellos existe un cierto reconocimiento sin vacilación o equívoco.
Cuando no hay esfuerzo, es
El signo de que la mente no se involucra con los placeres de los sentidos, como queda ilustrado por un rey sentado en su trono.
Un rey que posee dominio absoluto sobre sus dominios no tiene necesidad de incrementar su autoridad activamente, ni tampoco involucrarse con el día a día en el manejo del estado. Similarmente, cuando tenemos confianza en la naturaleza absoluta, no estaremos atraídos por distracciones o experiencias sensoriales externas. La mente no irá tras los objetos del deseo. Es un signo de estabilidad.
Cuando uno abrevia sus planes porque no hay tiempo que perder, o decide claramente que todo fenómeno es no-nacido, es
El signo de que la mente se focaliza sobre la naturaleza no-nacida, como queda ilustrado por una persona enferma y un cementerio.
Existen dos ejemplos aquí, que nos recuerdan que a pesar de que podemos tener este tipo de realización, nunca debemos sentirnos complacientes en relación a la impermanencia y a la muerte, y que debemos estar decididos acerca de la naturaleza no-nacida de los fenómenos.
Si estamos libres tanto de las cosas que deben ser rechazadas como de sus antídotos, al aplicar esto, obtendremos la confianza de un halcón. Cuando un halcón ve volar a una paloma silenciosamente por el bosque, no vacila un segundo en atacar a su presa. De la misma manera, si poseemos la confianza de haber ido más allá de las cosas que deben ser rechazadas y la necesidad de antídotos, aplastaremos las emociones aflictivas sin vacilación. Es
El signo de haber erradicado las emociones aflictivas, como queda ilustrado por la paloma y el halcón.
Más acerca de los autores y traductores…
Dilgo Khyentse Rinpoche (1910-1991) fue uno de los lamas más importantes en haber salido del Tíbet y fue reverenciado por su sabiduría y su compasión por miembros de todas las escuelas del budismo tibetano.
El Padmakara Translation Group posee una distinguida reputación por sus traducciones de textos tibetanos y enseñanzas, y es conocido por su estilo claro y de certeza literaria.
Traducido al español y publicado con el permiso de Snow Lion News & Catalog, todos los derechos reservados.