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[..] Todas las grandes cualidades de la budeidad 
-la sabiduría, la compasión y la capacidad para beneficiar a los demás- 
surgen de este despertar original. 
Volvamos a la palabra sangye, el termino tibetano para "buda", 
que literalmente significa "perfección purificada". 
La conciencia dualista manchada con los cinco venenos se purifica, 
mientras que la abundancia innata de las cualidades de sabiduría se perfecciona. 
A esto también se le llama despertar o iluminación.
Esto es, brevemente, la esencia o el mismo corazón de 
las "tres palabras que golpean el punto vital". 
Si quieres más detalles, puedes leer todo el Tripitaka, 
los comentarios de los maestros, los cien mil tantras ñingma, etc. 
Un gran maestro dijo una vez:
 " Todos los miles de volúmenes y escrituras 
han sido enseñados con el solo propósito de realizar las tres palabras". 
El único propósito de que el Buda diera enseñanzas
fue el de capacitarnos para reconocer nuestra naturaleza vacía y conocedora, 
entrenarnos en eso y lograr estabilidad.

El herrero puede mover su martillo en todas las direcciones, 
pero tiene que de­jarlo caer siempre en el yunque. 
Del mismo modo, el Buda dio todas las diferentes clases de enseñanzas, 
pero todas ellas se reducen al mismo punto. 
Aunque el he­rrero haga oscilar su martillo en el aire, 
siempre intenta golpear en un solo punto en el yunque. 
El martillo que golpea en este punto en el yunque es como 
"las tres palabras que golpean el punto vital".
Qué queremos decir por punto vital:
Si tú quieres matar a alguien, el cuerpo físico tiene sus puntos vitales, 
por ejemplo, el corazón. 
Si quieres matar o cortar la fuerza vital del pensamiento confuso, 
no hay otro método que reconocer la na­turaleza búdica. 
Cómo matarías a alguien si le cortas los brazos y las piernas no lo matarás de verdad, 
no es así Apuñalándolo en un pie tampoco lo matarías. 
Pero si lo apuñalas perfectamente en el corazón, 
en el mismo momento en el que saques el puñal, tu víctima ya estará muerta.
Si quieres matar la confusión del samsara, tu arma son esas tres palabras.

Hay otro proverbio de Kham sobre una montaña llamada Ngomo Langtang, 
que está en el linde de una vasta planicie.
Cuando se anda hacia la montaña, 
siem­pre parece que se está justo enfrente de ella, 
sin importar cuán lejos se esté, 
"a un día de marcha es visible, a dos más de marcha es visible". 
La distancia es tan vasta que parece que nunca te acercas. 

Victor Olenev http://www.arthealing.org/
Del mismo modo, 
cuando doy enseñanzas hablo precisamente este punto y 
cuando doy otra enseñanza de nuevo vuelvo a hablar justo de ello. 
Es como el gorgorito de un pequeño gorrión. 
Un gorrión gorgoritea del mismo modo cada día. 
Mi enseñanza siempre es la misma. 
Yo gorgoriteo un día y al día siguiente hago justo el mismo gorgojeo. [..]


El maestro dijo:
Si practicas el dharma, necesitas observar ocho clases de silencio.
La dama preguntó: Cuáles son
El maestro dijo: Para observar el silencio del cuerpo, 
permanece en lugares de retiro sin caer en extremo alguno. 
Haciendo esto te apartarás de la pasión y de la agresión.

- Para observar el silencio de la palabra, permanece como un mudo.
Haciendo esto no te distraerás de la práctica espiritual chismorreando con otros.

- Para observar el silencio de la mente, no permitas ser gober­nado 
por el pensamiento discursivo y las distracciones.
Esto te permitirá permanecer en la naturaleza innata del dharmakaya más allá del pensamiento.
- Para observar el silencio de los placeres sensoriales, abando­na los conceptos de alimento puro e impuro.
Esto hará tu vida simple y será causa de que las dakinis se reúnan.


- Para observar el silencio de las instrucciones orales, no las des a personas inadecuadas.
Esto te permitirá recibir las bendi­ciones del linaje.

- Para observar el silencio de la conducta, actúa espontánea­mente y sin hipocresía.
Esto te permitirá progresar y evitará que tu mente acumule oscurecimientos.
- Para observar el silencio de la experiencia, permanece libre de apego o fascinación 
por tus experiencias y no las comentes con los demás.
Esto te permitirá alcanzar el siddhi de mahamu­dra en esta vida.

- Para observar el silencio de la realización, permanece libre de ambición y
 reposa sin caer en extremo alguno.
Esto te permi­tirá ser liberado instantáneamente en el momento de la realiza­ción.
En general, la gente que no puede practicar ni siquiera el tiempo que dura una comida, 
que son incapaces de permanecer en silencio hasta que la sesión de recitación ha finalizado y no pueden mantener sus parlanchinas bocas cerradas, no tendrán el más mínimo éxito en guardar silencio. [..]



[..] El hecho de que en el atiyana-dzogchén el verdadero maestro sea el aspecto Visión o tawa de la vía, y de que el compromiso consista en encontrarse más allá del juicio y por ende de pensar en términos de preceptos, no significa que, cuando el individuo no logre mantener la Contemplación y en ella o él se manifieste la valorización-absolutización delusoria no exista compromiso alguno con el maestro y con los otros practicantes.194 La relación entre el maestro y sus estudiantes se extiende hasta la realización final, de modo que en la mayoría de los casos va mucho más allá de la tumba. 

También el hecho de que distintos practicantes sigan la misma enseñanza y tengan el mismo maestro, 
o de que realicen juntos una práctica en el estado de Contemplación, 
una relación entre ellos que dura hasta la realización final. 
Este tipo de relación se compara con la existente entre personas que están juntas en el mismo bote con la intención de llegar a la otra orilla: si dañan el bote o se ponen a pelear entre sí en medio del río, los resultados pueden ser extremadamente negativos. A las personas que quieren llegar a la otra orilla —el nirvana— en el bote de la enseñanza de un cierto maestro, se las conoce como hermanos y hermanas vajra. Ellas deben colaborar y respetarse entre sí; de hecho, si la colaboración y el respeto están presentes, no se crearán dificultades mayores, aunque puedan ocurrir incidentes menores.
Ahora bien, el hecho de que vayamos en el mismo barco con un respetado maestro y con nuestros hermanos y hermanas vajra, sobre todo cuando el barco en cuestión está asociado a la enseñanza que consideramos como la suprema, implica el peligro de usar nuestra pertenencia al grupo que consideramos como el más especial, dirigido por el maestro más importante, para mejorar nuestro sentido de identidad e inflar nuestro pecho con orgullo. Esto es especialmente peligroso en el momento actual, cuando el budismo tibetano se ha transformado en la forma de espiritualidad más chic de Hollywood y de la cultura pop, y se ha llegado a conocer ampliamente que el dzogchén constituye la enseñanza suprema de esa forma de budismo.
En tales condiciones, ser practicante de budismo tibetano y en particular de dzogchén puede ser un signo de estatus, y la condición de «viejo practicante» puede conferir al individuo un sentido de identidad todavía más elevado. Ahora bien, mejorar el propio sentido de identidad por medio de la práctica del budismo implicaría usar la enseñanza que conduce más allá del samsara para ascender temporalmente a los reinos superiores de éste, empujando egoistamente hacia abajo a los no-budistas, o a quienes no pertenezcan a nuestro grupo. Sería sumamente triste que empleásemos el dzogchén para dar rienda suelta a los impulsos que el budismo y la enseñanza dzogchén deberían permitirnos superar. [..]

[..]194 De hecho, al juzgar al maestro y/o a los otros practicantes estaríamos violando el samaya del dzogchén, que exige continuar ininterrumpidamente en el estado de rigpa o Verdad más allá de todo juicio y de todo tipo de dualismo. Por esto se dice que este samaya con el maestro no se encuentra totalmente aparte del ya considerado. [..]
Parte I. Budismo
[..] Después de recibir las iniciaciones, aunque no seas un gran practicante, 
debes mantener la conexión respetando estos preceptos. 
Pero si logras conservar los sa­mayas intactos, después de la muerte, 
cuando vagues por el estado del bardo, 
poseerás las seis recolecciones: recordar al gurú, 
las instrucciones orales, la deidad yidam y demás. 
No obstante, alguien que daña y rompe sus compromisos de sa­maya, 
vivirá la experiencia de estar envuelto en una densa niebla, 
que será la causa de un gran desconcierto. 
En el bardo, no sabrá qué hacer, en qué creer o por dónde transitar. 
Sin duda, 
esta persona será incapaz de recordar qué es lo más importante en relación con las seis recolecciones.
Quizás no hayas hecho mucha meditación en la deidad yidam 
o tal vez no hayas realizado muchas recitaciones de mantras. 
Incluso así, 
si has mantenido una confianza sincera y no has roto tus samayas, 
puedes beneficiarte de la cuádruple libe­ración del mantra secreto en el bardo, 
y avanzar hacia caminos más elevados. 
Esta cuádruple liberación es la liberación por medio de ver, oír, recordar y tocar. 
Estas no son posibles para alguien que arroja los compromisos sagrados de los samayas a los vientos y 
exclama pretenciosamente: "Soy un meditador, tengo logros".
Las cuatro liberaciones dependen incuestionablemente de la pureza de los samayas. 

Por tanto, 
es mucho mejor ser un simple meditador que no ha violado su samaya,
aunque no se posea particularmente una visión elevada o una meditación profunda. 
Por medio de los compromisos de sus samayas intactos es capaz de viajar a lo largo del directo camino hacia la liberación del samsara y la completa iluminación.
Cuando miramos a nuestro alrededor, 
las consecuencias de las acciones de la gente y su preservación o 
quebrantamiento del samaya
no es algo que inmediata­mente sea visible.

Es posible que pensemos: 
¡Mis votos están íntegros e intactos; 
no he roto ninguno, soy puro y limpio, soy una persona virtuosa! 
Si seguimos con esta pretensión, 
seremos absolutamente incapaces de ver nuestras faltas. 
Pero, desafortunadamente, 
dañamos y violamos repetidamente los samayas. 
Necesita­mos darnos cuenta de nuestras faltas 
para ser capaces de ponerles un remedio; 
esto es importante.
Ten un poco de sentido común y piensa bien en esto. 

Comprende que los sa­mayas dañados te perjudicarán en tus vidas futuras. 
Para tratar con este tema tienes que darte cuenta de tus propios defectos, 
verdad Sin admitir ninguna falta personal, 

es como dice Yamgon Kongtrul en Llamando al lama desde lejos: 

"Aun­que mis faltas sean tan grandes como una montaña, 

las escondo dentro de mí. 

Aunque las faltas de los otros 
son tan pequeñas como una semilla de mostaza, 
las proclamo por doquier. 

Aunque no poseo ninguna buena cualidad, 
pretendo ser virtuoso". 

La mayoría de la gente cae en este defecto.
Gampopa también dijo:
"Cuando no practicas correctamente el darma, 
se con­vierte en una causa para volver a los reinos inferiores". 
Esto es muy cierto. 

Practicar el dharma correctamente quiere decir guardar puros los samayas, 
desarrollar devo­ción hacia aquellos que están en una posición más elevada 
y compasión hacia los que están por debajo, y ser siempre diligente en todo momento. 
El entrenamiento más alto es reconocer la joya que satisface todos los deseos, que es tu propia mente. 
Cuando hagas todo esto, serás capaz de cruzar con seguridad a través del bardo. 
Allí, por medio de la amabilidad de la cuádruple liberación, tendrás éxito en cruzar el bardo.
De lo contrario, una vez llegues al bardo no encontrarás a nadie con quien puedas ser pretencioso, 
puedas mentirle o engañarle.

Es igual que la metáfora del "espejo revelador" 
que claramente muestra todas tus acciones. 
El fracaso o el éxito en el bardo dependen en última instancia 
de la integridad de tus samayas. 
Aquellos que han guardado puros los samayas podrán, 
por medio de la liberación cuádruple anteriormente mencionada, 
escapar definitivamente de seguir vagando por los tres reinos inferiores.
Puedes tener un nivel muy elevado de visión y realización, 
puedes haber obtenido un cierto nivel de experiencia 
y poseer varios tipos de conocimientos supremos sin mácula, 
pero en el momento en que quebrantes tus samayas, 
siento decirte que vuelves a caer en picado otra vez. 
No hay otra salida, el camino del progreso queda obstruido.

Examina constantemente tus propios defectos. 
Ignora las faltas de los demás. 
Mantén lo siguiente: 

"¡Ya sean puros o incorrectos, no es asunto mío!". 

Sé tu propio maestro, 
mantén un estricto control sobre ti mismo. 

¡Eso es suficiente! 

Entonces,
no habrá ninguna oportunidad para que se cuele un solo error.
 
Por otro lado, quizás quieras ir a un lugar que en la tradición del sutra es co­nocido como el Infierno del Tormento Incesante y en la tradición del mantra se­creto como el Infierno Vajra. 
El único modo de llegar allí es rompiendo tus samayas. 
Incluso acciones malévolas corrientes muy negativas, 
no son suficientes para renacer en los infiernos vajra. 
No puedes ir allí a menos que quebrantes los samayas. 
Esta es la inflexible realidad de los samayas. 

Así pues, si quieres hacer una excursión a los infiernos vajra, 
primero tienes que romper de un modo dili­gente tus samayas, 
ya que ¡las faltas corrientes y obscurecimientos no son sufi­cientes para llevarte allí! [Rimpoché se ríe]. 

Entonces, conseguirás ver el Infierno Vajra,
junto con los otros Dieciocho infiernos que están incluidos gratuitamente en el lote. 
Pero si lo que quieres es visitar el Darmadatu de la tierra de buda Aka­nishta,
tienes que mantener los samayas con pureza. 
Esta es la autentica verdad en relación al hecho de guardar o romper los samayas.[..] 

[..]SOLTURA
Comparado con el habito de incontable eones de estar engañado, se han estado entrenando en el reconocimiento de la naturaleza de la mente tan sólo por un tiempo breve. Es imposible lograr la estabilidad en unos pocos meses o aún en unos pocos años, no sucede. Es necesario ser diligente, en el sentido de persistencia o constancia, una constancia totalmente sin esfuerzo. Piensen en como la cuerda de un arco mantiene la misma tirantez en toda su extensión: no es que en algunos lugares está estirada ajustadamente mientras que en otros está escasa; la cuerda está igualmente tensa en todo el largo. Asimismo, la manera de practicar no es algunas veces esforzarse para reconocer la esencia de la mente y después abandonar; es un asunto de estar relajado profundamente desde adentro y continuar en la naturalidad sin fabricar. Tienen que acostumbrarse a este estado; por medio del momento breve del reconocimiento repetido muchas veces.
Al flujo de conciencia de una persona ordinaria se lo llama el ‘instante continuo del engaño’. Eso significa que cada instante de tiempo es derrochado en el engañado, enredo dualista con algún objeto. Este es un hábito fuerte, y crea las circunstancias para que el momento siguiente prosiga de la misma manera. Así los momentos tercero y cuarto sobrevienen; y antes de que lo sepan, meses, años, vidas y eones se han fugado por delante.
Este instante continuo del engaño es una inclinación profundamente congénita hacia la total dispersión en el estado confundido que ha estado funcionando sin cesar por tanto tiempo. Esto no es que necesitemos entrenarnos en ello – ¡ya lo hemos estado haciendo así por vidas incalculables!
Lo opuesto a esta tendencia es cuando nos entrenamos en el ‘instante continuo de nofabricación’, que es rigpa, el estado despierto en sí mismo. A través de esta naturalidad sin fabricar, sin tratar de hacer cualquier cosa que sea, contrarrestamos el modo arraigado habitual del instante continuo del engaño, el creador del estado samsárico. El yogui verdadero no alimenta el enredo con el pensamiento discursivo, la fijación, o el apego. Su mente es semejante al espacio mezclándose con el espacio. Cuando no hay pensamiento discursivo no hay engaño.
La presencia no-dual en el caso de un yogui verdadero es ese primer instante de reconocer la naturaleza de la mente libre de tangibilidad, es el dharmakaya mismo. Su esencia es vacía, su naturaleza es cognoscente y su capacidad es ilimitada, difundida con presencia. Prescindiendo de si estamos hablando acerca del confundido o del estado despierto de la mente, el momento presente es siempre la unidad de la cognición vacua – no hay diferencias sobre este asunto. Pero en el instante continuo del engaño, nunca hay conocimiento alguno de su naturaleza – está difundido con desconocimiento, con ignorancia. En contraste, el instante continuo de no-fabricación es un conocimiento de su propia naturaleza. Por consiguiente, se la llama presencia auto-existente – cognición vacua difundida con conocimiento. Cuando no ocurre el pensamiento discursivo, la distracción o el engaño, éste es el estado de un Buda. Nosotros los seres sintientes nos distraemos y nos engañamos a nosotros mismos. Hemos olvidado nuestra naturaleza y caído bajo el poder del pensamiento discursivo. Nuestras mentes son vacías y cognoscentes pero difundidas con ignorancia; no conocemos.
Para un yogui verdadero, el sendero de los budas es la indivisible cognición vacua difundida con presencia. Una vez que hemos sido introducidos a nuestra naturaleza, habituados a ella y permanecido sin distraernos a lo largo del día y la noche; nosotros también somos budas.
No deberían cansarse por reconocer y olvidar alternadamente la naturaleza de la mente. Lo que es verdaderamente cansador es el estado de la mente engañada que crea actividad completamente insustancial de un momento al otro. Es un enredo totalmente fútil que ha estado continuando por incontables vidas, pero es tan habitual que no nos damos cuenta de cuán agotador es. En el estado de naturalidad sin fabricar, de ningún modo hay nada de qué estar cansado. Es totalmente libre y abierto; no es como hacer postraciones o transportar una carga pesada. ¿Cómo podría la naturalidad sin fabricar ser cansadora?
De modo que en un lado está el agotamiento de la oscurecida ‘difusión negra’ de la mente, de la actividad de pensamiento habitual. En el otro lado está el buen hábito de tratar de reconocer rigpa a cada momento y no estar distraído. Lo que podría ser cansador es el esfuerzo de tratar de reconocer – “Ahora reconozco. ¡Uy! ¡Ahora me he olvidado! Me distraje y se escabulló.” Esta clase de estado de alerta puede ser también un poco esforzada y deliberada. Puede abrumarlos, mientras que no hay manera en que reconocer y permanecer en la naturalidad sin fabricar pueda ser cansador. El antídoto para el agotamiento es, desde el comienzo mismo, relajarse profundamente desde adentro, de dejarla ser totalmente. El entrenamiento en el estado despierto de la mente no es algo que deban conservar de una manera deliberada. Al contrario, reconocer la naturalidad sin fabricar es totalmente sin esfuerzo. La mejor relajación produce la mejor meditación. Si están relajados profundamente desde adentro, ¿cómo puede ser eso agotador?
Lo que es difícil es estar distraído continuamente; permaneciendo libremente en la totalmente sin fabricar no-meditación sin distracción, es imposible que el cansancio ocurra.
Déjenme repetir otra vez: lo que es agotador es el engaño ordinario ininterrumpido, la
mente pensando de esto y aquello – el giro continuo de la rueda viciosa de la ira, el deseo y la opacidad. Nos empeñamos en semejante actividad inútil sin parar, tanto en el día como en la noche. Una vez que han sido introducidos a la naturaleza de la mente, posiblemente podrían cansarse a sí mismos en su esfuerzo por ser diligentes. Pero si estamos sin esfuerzo, ¿cómo podemos estar agotados? Necesitamos destruir el esfuerzo: eso es lo que nos está cansando.
En la esencia de la presencia que está libre de la fijación dualista, ¿qué hay para crear?
Necesitamos la mejor relajación; la dificultad proviene por no tener esto. Si esta relajación no viene profundamente desde el interior, definitivamente nos cansaremos. Lo que se cansa es la mente dualista. La presencia no-dual es como el espacio – ¿cómo puede el espacio cansarse?
La meditación más excelente es ser estable en la presencia no-dual.
Al principio, cuando empecemos este entrenamiento, el maestro dirá, “¡Mira en tu mente! ¡Mira en tu mente!” Esta vigilancia es necesaria hasta que estén habituados a ello. Una vez que ha sucedido no necesitan mirar aquí o allá. Han capturado el ‘perfume’ de la naturaleza de la mente. En ese punto, no necesitan forcejear; la naturaleza de la mente está naturalmente despierta. Recuerden, el estado desnudo de la presencia ha sido nublado de un extremo a otro por el encuadre mental dualista, como es expresado por los pensamientos del pasado, el presente y el futuro. Cuando la presencia está libre de los pensamientos de los tres tiempos, es similar a estar desnuda. A no ser que miremos en la naturaleza de la mente nunca la reconoceremos. Pero esto es verdadero sólo en el comienzo. Una vez que se hacen más familiares con ello, no hay
necesidad de mirar aquí o allá, o de hacer cualquier cosa. El reconocimiento sucede espontáneamente por motivo de estar habituados a reconocer, hasta cierto punto. Cuando hay un sujeto y un objeto en el reconocimiento, esta no es ninguna otra que la mente dualista. Machig Labdrön aconsejó, “Tensar firmemente y aflojar holgadamente: ahí encuentran la visión crucial.” ‘Tensar firmemente’ significa simplemente mirar en la esencia de la mente. A menos que miren no hay reconocimiento. ‘Aflojar holgadamente’ significa dejarse ir totalmente o desconocer cualquier idea de reconocer. Lo que es reconocido aquí es que no hay ‘cosa’ para reconocer. El estado despierto no es una cosa que pueda ser identificada o señalada precisamente. Esto es lo más esencial. Sin reconocer que no hay nada para reconocer, siempre se aferrarán a alguna idea en relación a ello. Aferrarse a la noción de reconocimiento y un reconocedor es conceptual. Este pensamiento es la raíz del samsara. No es la cualidad despierta auto-existente; es una fabricación. Así que primero miren y luego aflojen profundamente desde el interior; entonces es como el espacio, totalmente despierto.
Este es el samadhi de la igualdad, que es real y naturalmente estable. Lo que se ve está libre de sustancialidad. No es una ‘cosa’. Sin embargo aún cuando ya hayan reconocido, si empiezan a formular, “¡Ahora es rigpa! ¡La tengo!” su esencia de la mente se vuelve completamente nublada por el pensamiento. No hay necesidad de confirmar su experiencia con pensar, “¡Ahora la reconozco!” Esto es innecesario; es meramente otro pensamiento que interrumpe inmediatamente la presencia nodual.
Este encuadre mental dualista es lo que es cansador. La continua mención que tiene
efecto: “Eh, ahora está allá” o “¡Ahora no está allá!” Esto es agotador, por el contrario el actual proceso de reconocer y de distraerse de rigpa de ningún modo es cansador, sino que sucede muy espontáneamente. Eso se llama ‘nutrir la presencia primordialmente libre con la atención innata’. La atención innata es la atención sin fabricar. Ahora mismo miramos en la esencia de la mente por medio de la atención inventada. Alimentar la presencia primordialmente libre con la atención innata significa estar libre de un encuadre mental dualista. Tan sólo permanezcan en la naturalidad; sea que se prolongue o no es correcta una u otra forma. Cuando este momento de reconocimiento es extendido artificialmente, se transforma en un estado dualista de la mente.
No es cierto que para cada cual rigpa se prolongue por sólo un tiempo muy corto. Hay
alguna gente que por haber practicado en las vidas precedentes posee el poder del
entrenamiento anterior. Para ellos, el momento de reconocer sí se prolonga un rato más. Esto no es imposible. No es que cada cual sólo experimenta un mero vislumbre del estado despierto antes de que se desvanezca.
Para repetir un punto importante: lo que es reconocido aquí es que no hay ‘cosa’ para reconocer. 
La presencia no-dual no es una cosa que pueda ser identificada o señalada con precisión. Esto es lo más esencial, porque sin reconocer que no hay nada para reconocer, siempre se aferrarán a alguna idea acerca del estado despierto. Adherirse a un sujeto y un objeto en el reconocimiento no es ningún otro que un encuadre mental dualista. Reconozcan que no hay nada para reconocer, y luego déjenlo ir totalmente. Permanezcan sin el observador y lo observado. Alguien puede ignorar esto y pensar en cambio, “El maestro de meditación me dijo que hay una presencia auto-existente. ¡Debo verla! ¡Debo reconocerla! ¡Debo tenerlo en mente!” Todos estos son conceptos. Mientras haya algo para identificar o acerca de que pensar todavía hay un concepto. Es esta mente dualista de afirmar o negar continuamente lo que es agotador. La mente despierta es el estado desnudo primordialmente libre llamado dharmakaya. De modo que, sostengan eso con la atención natural, sin fabricar un sujeto y un objeto. Tener una cosa mirando a otra sólo crea más pensamiento. En cuanto al punto de vista verdadero, es incorrecto declarar que debe haber algo que es reconocido y que tiene que haber un reconocedor. Esta dualidad es un estado sutil de la mente conceptual. Mientras que no corten la cuerda de los conceptos sutiles, no hay liberación del samsara porque siempre hay algo sostenido y alguien que lo sostiene. Puede no haber una fijación burda de sujeto y objeto, pero una fijación muy sutil todavía está presente. Mientras
hayan un observador y un observado tenues, entonces la fijación sujeto-objeto aún no ha sido abandonada totalmente. Mientras ésta no es abandonada, el samsara no he dejado atrás.¿Saben como algunas veces un gato cae en una emboscada en una ratonera? Se dice que algunos tipos de meditación son similares a eso. Cuando quiera que el ratón ponga su cabeza afuera, el gato está esperando para abalanzársele. Está esperando allí envuelto en esperanza y miedo, esperando que el ratón aparezca y temiendo que no lo haga. De la misma manera, en algunas prácticas de meditación uno se sienta y espera que el estado despierto tenga efecto. Tan pronto como rigpa se manifiesta, uno inmediatamente se engancha a ello: “¡Necesito reconocer rigpa! ¡Aja! ¡Allí esta, ahora lo tengo!” ¡Tratar de agarrar el estado natural es agotador!
Es mucho mejor descansar en un estado totalmente despreocupado sin apego. No dar
importancia a algo es similar a una persona anciana observando jugar a los niños. Los niños conversan, “Hoy seré un ministro, mañana seré un rey.” La persona anciana no concederá realidad alguna a ello. Pensará que cualquier cosa que hagan permitirles que la hagan, no importa. De la misma manera, la persona anciana que es la presencia no-dual se desase de prestar cualquier importancia al surgimiento y a la cesación de los pensamientos. Es muy agotador si tienen que no perder de vista al estado despierto, pensando, “¡Ahora lo reconozco. Ahora estoy distraído. Ahora lo tengo de vuelta otra vez. Ahora lo perdí!” Este proceso es simplemente sumar otro pensamiento a cada momento. Tan sólo relájense. Apoyen la espalda y descansen libremente en la apertura del espacio básico. No perder la cuenta de cada momento es muy cansador; cualquiera, sin importar quién, se cansaría por hacer eso. La tradición describe tres tipos de ‘descansar libremente’ – como una montaña, como un océano y como la presencia. Dejen a su cuerpo descansar libremente como una montaña, dejen que su respiración descanse libremente como un océano, queriendo decir que su respiración esté tan totalmente sin impedimentos como un océano cuando su superficie está inalterada. Dejen que su mente descanse libremente en la presencia; en otras palabras,
permanezcan en la naturaleza de la mente. El estado despierto está libre de los pensamientos de los tres tiempos. La presente cualidad despierta es totalmente fresca; no surge, no permanece ni cesa. De forma que no fuercen aquello que está libre de originación, permanencia o cesación para que surja, permanezca o cese. Pasen su vida en estos tres tipos de descansar libremente. En el momento de reconocer el auténtico estado de la esencia de la mente, los tres venenos son interrumpidos, al menos por un momento breve. Cuando los tres venenos son interrumpidos, las obscuraciones son purificadas; y cuando las obscuraciones son purificadas, rigpa está primordialmente libre. Esto describe la cualidad inherente de la presencia. Se usa el ejemplo de encender la luz en una habitación que ha estado en una oscuridad negro azabache por 10.000 años. La oscuridad desaparece en el mismo instante en que la luz se enciende, ¿no lo hace?. En el momento que reconocemos la esencia de la mente, la corriente del enredo engañado con los tres venenos se interrumpe justo ahí. Se purifica. El momento de reconocer el estado despierto interrumpe simultáneamente a las obscuraciones y el karma negativo del pasado, el presente y el futuro. Esa es la cualidad increíblemente grande del dharmakaya desnudo. La presente cualidad despierta libre de los pensamientos de los tres tiempos es el dharmakaya. No hay nada en este mundo más precioso que el dharmakaya. Si nuestras mentes no tuvieran esta gran capacidad para reconocer el dharmakaya en un simple momento, sería muy insustancial entrenarse en ello. Un simple instante de reconocimiento puede disipar completamente la oscuridad de la ignorancia. El dharmakaya no es creado por nuestra práctica de meditación; ya está, presente; primordialmente. 
Todo el karma y las obscuraciones son momentáneos y no son inherentes al dharmakaya primordial. Sí ponen una trenza de cabello en una llama, ¿qué queda? Sólo la llama; el cabello es temporario. Similarmente, el dharmakaya está presente primordialmente, mientras que los pensamientos de los seres sintientes son momentáneos. Aquello es lo que se quiere decir con la fijación en ambos sujeto y objeto siendo erradicada por el reconocimiento de la esencia de la mente. El dharmakaya en sí mismo está libre de un sujeto y un objeto. No obstante aún cuando el dharmakaya, la naturaleza de Buda, está libre de sujeto y objeto, el estado desnudo puede estar velado momentáneamente. Piensen en ello de la siguiente manera: ¿cuando nacieron llevaban ropa? No, han nacido desnudos y temporariamente usan ropa. Quiten la ropa, y ¿no están desnudos otra vez? Este es el ejemplo para el dharmakayadesnudo, el estado básico de todos los seres sintientes. Este es el estado más profundo posible, y deberían dejarlo ser por medio de la naturalidad sin fabricar. Pero los seres sintientes se sienten compelidos a mantenerse fabricando aquello que es sin fabricar. Estamos constantemente haciendo o formando algo en nuestras mentes. Urdimos el estado natural, primero con los tres venenos, aquello se extiende naturalmente a los 80 estados de pensamiento innatos, luego hacia todas las diferentes clases de aspectos, tales como los 84.000 tipos de emociones perturbadoras. Esa es la maquinaria que hace girar a la totalidad del samsara. Estamos manteniendo aprisionada a la mente despierta: el estado desnudo ha sido puesto en prisión y está rodeado por los 84.000 tipos de guardia cárceles. Día y noche está encerrada en esa celda de prisión; de forma que ahora, ¡rigpa necesita efectuar su fuga! Hemos encarcelado al estado auto-existente en un samsara sin fin, pero todo lo que necesitamos hacer para quedar libres es reconocer el estado primordialmente despierto. Ahora mismo nuestra presencia básica está encarcelada en un samsara interminable. Pensamos,“Ahora estoy haciendo esto, después voy a hacer aquello. Estoy mirando esto. Estoy pensando en aquello. Estoy meditando sobre esto. Ahora me estoy olvidando, ahora estoy reconociendo.” Nunca la dejamos sola en la naturalidad sin fabricar. Todo esto es meramente instalar barras nuevas en nuestra prisión. Por ejemplo, pensando “Soy un shravaka, estoy
practicando Mahayana, ahora estoy haciendo Kriya Yoga, Anu yoga, Dzogchen...” – todas estas ideas en torno a los sistemas filosóficos son simplemente aprisionar al estado despierto. Cuando más lo dejen ser, permiten que más rigpa salga a la superficie.
Cuando actualizamos verdaderamente el Ati Yoga es similar a ser liberado de prisión.
Convertirse en un shravaka o un bodhisattva es parecido a que nos entreguen nuestros papeles de libertad bajo palabra. Practicar los tres tantras externos es similar a que estemos cerca de ser liberados. La puerta de la prisión está casi abierta cuando practicamos Maha y Anu. Con el Ati Yoga, es como si alguien hubiera dicho, “Abran la puerta. ¡Salga!” Cuando estánplenamente realizados, son totalmente libres; ¡están afuera! Son dueños de sí. Los guardias de la prisión de la mente dualista ya no pueden oponérseles o sujetarlos. Están libres en la presencia no-dual. Son una persona libre; no están más en prisión. Si quieren pararse derecho, es su decisión; si se quieren sentar, pueden hacer eso también. En ese momento de presencia desnuda, son libres; están al mando. El punto básico es entrenarse en esta práctica. Cuando el sol del estado desnudo del dharmakaya se remonta por encima del pico más elevado de las tres experiencias del gozo, la claridad y el no-pensamiento, ilumina al mundo entero. Una vez que obtienen alguna estabilidad en rigpa, entonces el enredo de la mente dualista se ve como realmente cansador.Uno piensa, “¿Por qué no me cansé antes de todo este pensamiento? El estado despierto es totalmente abierto y libre, no sujetándose a cosa alguna. Es auto-liberado y naturalmente libre. No hay razón para estar cansado de él. Lo que es realmente cansador son los tres venenos, los cinco venenos, los 51 factores mentales, los 80 estados de pensamiento innatos, y las 84.000 emociones perturbadoras; estos son agotadores. Cuando ellos cesen, entenderán que todo el karma engañado es insustancial, fútil. Realmente nos hemos ocasionado a nosotros mismos un mal momento. Hemos confinado la visión amplia; nos hemos fijado y perdido nuestra libertad. Hemos sido atrapados por una actividad de pensamiento infinita, vida tras vida tras vida, pensando un pensamiento después de otro. Nunca hubo estabilidad alguna en eso. El pensamiento engañado es un charlatán, un impostor; ¿no es mejor estar totalmente abierto y despreocupado? Mantener la cuenta del reconocimiento y la distracción que ocurren en nuestra práctica se llama ‘atención esforzada’, no es liberación. El estado despierto en sí mismo está libre de la atención esforzada. Es totalmente libre, abierto, tranquilo, de ningún modo difícil. Sin embargo hemos confinado este estado abierto y libre en un estrecho espacio reducido. ¡Cuán agotador es, estar bajo la opresión de la mente dualista![..]
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