Homenaje al supremo rey interior: la atención surgida de sí misma.
Yo soy el vajra de la atención.
¡Mirad, amigos vajra! 
Cuando me veáis, permaneced atentos.
Yo soy el espejo de la atención,
yo reflejo vuestra atención cuidadosa.
Mirad claramente, momento a momento,
y examinad directamente la verdadera esencia de la mente.

La atención es la raíz del darma.
La atención es el cuerpo de la práctica.
La atención es el alcázar de la mente.
La atención es el asistente de la sabiduría de la alerta innata.
La atención es el soporte del mahamudra, del maha ati, del dzogchen y del madiamika.

Por falta de atención, te vencerán las fuerzas negativas.
Sin atención, te arrastrará la pereza.
La carencia de atención, crea todas las acciones dañinas.
Sin atención y presencia mental, nada puede ser consumado.
Por falta de atención acumulas montones de mierda.
Sin atención duermes en un océano de orín.

Sin atención eres un zombi despiadado, un cadáver ambulante.
Queridos amigos del darma, por favor ¡permaneced atentos!
Por la inspiración de los santos lamas, budas, bodisatvas y maestros del linaje,

¡Que odos los amigos vajra alcancen la atención estable y asciendan al trono del despertar perfecto!
Estas pocas palabras fueron improvisadamente compuestas por el pobre monje, Yamyang Dorje tan feo como un buey sin dientes, y ofrecidas a sus amigos vajra dotados de los ojos del dharma.

¡Virtud, paz y felicidad!
¡Sarva Mangalam!

(CANTO ESPONTANEO, DORDOÑA, FRANCIA 1982