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Solo se puede ver con movimiento el primer vídeo,
los otros dos están con la imagen congelada,
recomiendo descargar el archivo de audio 
donde la conferencia esta completa,ver mas abajo el link..




[..] Bajo estas líneas se halla el enlace de Hotfile 
a través del cual se puede descargar la conferencia 
realizada por Elías Capríles en Casa del Tíbet de Barcelona en Octubre del 2011.

La conferencia, que lleva por título Budismo y Dzogchen, 
contiene un desarrollo de las cuatro nobles verdades 
desde una perspectiva psicológica comprensible para todo tipo de públicos.

Más adelante, el discurso de Capríles desenvuelve temas más profundos, 
relacionados con la filosofía Budista, la percepción, 
la conciencia no-dual y las diferencias entre Sutra, Tantra y Dzogchen. [..]
Descargar desde Soundcloud. 
(ver icono en los siguientes reproductores)
Parte 1

Parte 2
Todo el agradecimiento a:  .
Seminario Instituto Baraka de Psicología Integral. Donostia-San Sebastián 2011.

[..] El Buda no afirmó haber descubierto algo nunca antes conocido, 
sino tan solo haber encontrado la verdad «de los rishis de antaño». 
Los rishis eran quienes habían accedido a la visión directa 
de la verdadera naturaleza de la realidad y, 
en particular, los autores de los Upanishad, 
últimos textos y cúspide del período védico, 
que serían aceptados más adelante 
por lo que se conocería como el «hinduismo» en su totalidad. 
Sin embargo, en sus enseñanzas, 
el Buda se apartó de las doctrinas en la base del hinduismo, 
pues su objetivo era prevenir desviaciones 
como las que había observado en sus dos maestros y, 
en particular, dejar bien claro 
que todo estado producido tarde o temprano se disolvería y, 
en consecuencia, 
no podría bajo ningún respecto representar una solución definitiva 
y auténtica al desasosiego que lo había impulsado a abandonar 
su posición social privilegiada y al problema de la vida: 
el nacimiento conducía a la muerte 
y la única solución definitiva de la condición humana 
podía ser el descubrimiento 
de lo no-nacido, inoriginado e incondicionado. 
 
Al concepto védico de atman (alma o sí-mismo) 
opuso su concepto de anatman (ausencia de un alma o sí-mismo),
 negando la substancialidad, no sólo del alma individual (jivatman), 
sino también de un alma universal (paratman): 
toda alma era vacía en el sentido 
de carecer de verdad entendida como autoexistencia. 
Y en la orden que fundó aceptó 
a individuos de todas las castas y de ambos géneros, 
negándose a reconocer las diferencias consagradas 
por la tradición védica en la base del hinduismo 
y de la organización social hindú. 
En breve, 
había nacido un sistema místico-filosófico 
y una religión independiente. 
En efecto, 
como se aprecia claramente 
en las siguientes palabras del Kalama sutra, 
las actitud crítica del budismo 
es más propia de la filosofía que de la religión:
«No creáis en la fuerza de las tradiciones, 
por más que se las haya honrado desde hace muchas generaciones 
y en muchos lugares; 
no creáis algo porque muchos hablen de ello; 
no creáis en la fuerza de los sabios de antaño; 
no creáis lo que vosotros mismos hayáis imaginado, 
creyendo que un dios os ha inspirado. 
No creáis en nada sólo porque lo sostenga la autoridad 
de vuestros maestros o sacerdotes. 
Luego de examinarlo, 
creed sólo lo que vosotros mismos hayáis experimentado 
y reconocido como razonable, 
y que resulte en vuestro bien y en el bien de otros.»

La primera enseñanza del Buda, 
que surgió espontáneamente 
en un encuentro con cuatro antiguos compañeros de ruta, 
fue la de las Cuatro Nobles Verdades:
(1) La vida, 
como nosotros la vivimos normalmente, 
es duhkha: 
falta de plenitud, insatisfacción, frustración 
y recurrente dolor y sufrimiento.
(2) Hay una causa del duhkha, 
que es el trishna o sed de existencia inherente 
al creerse un yo substancial.
(3) Hay una superación del duhkha, 
que es el nirvana o cesación de la sed de existencia 
y de la ilusión de ser un yo substancial.
(4) Hay un sendero por el cual se pueden superar 
las dos primeras Verdades alcanzando la Tercera.[..]


[..] La cuarta noble verdad
y las tres principales vías o vehículos del budismo
Como hemos visto, 
la cuarta noble verdad es el sendero 
que conduce a superar las dos primeras verdades, 
alcanzando la tercera. 
Aunque por lo general 
en el budismo se explica esta cuarta verdad 
en términos del famoso «óctuple noble sendero», 
en el contexto de este libro parece más relevante explicarla
 —si bien someramente— 
en términos de las tres principales vías de Iluminación 
que transmite 
la tradición «antigua» o ñingmapa 90 de budismo tibetano. 
 
Las tres vías en cuestión son:
(1) el sendero de renuncia,
conocido como vehículo de los sutra (sutrayana), 
el cual se puede dividir a su vez en hinayana y mahayana 
(mientras que el último de éstos 
se puede dividir en gradual y abrupto);
(2) el sendero de transformación,
conocido como vehículo vajra (vajrayana), 
vehículo de los mantra secretos (guhyamantrayana)
o vehículo de los tantra (tantrayana),
 que se clasifica en externo e interno, y
(3) el sendero de autoliberación,
que es el vehículo primordial (atiyana) 
de total plenitud y perfección (dzogchén).
El triple sendero constituido por las mencionadas vías representa, 
a todas luces, 
el sistema más completo de budismo que haya llegado hasta nosotros. 
El mismo se desarrolló originalmente en Öddiyana 
(valle de Kabul en Afganistán y/o valle de Swat en Pakistán), 
se estableció en el Tíbet en el siglo VIII d.C. 
y, una vez que, a partir del siglo XI, 
se asentaron nuevas formas de budismo en el «país de las nieves», 
se lo designó como «tradición antigua» o ñingmapa.
La clasificación de los vehículos budistas en las tres vías en cuestión 
ha llegado a nosotros a través de dos obras:

(1) el Samtén Migdrön 91 de Nubchén Sanguîe Ieshe, 
que estuvo sepultado en Tun Huang desde el siglo XI o XII d.C. 
hasta 1908, cuando lo rescató Paul Pelliot, y

(2) el Kathang Dengá 92 de Namkhai Ñingpo, 
el cual, pocos siglos antes de que quedara tapiado el texto anterior, 
fue ocultado como «terma» para que pudiese ser enseñado en el futuro 
y, en el siglo XVI, fue revelado por Örguîen Lingpa


La antigüedad de los textos y el hecho de que, 
durante casi un milenio, 
los mismos estuvieron protegidos de toda posible modificación, 
parecen sugerir que esta forma de clasificar los distintos vehículos 
haya sido la que se usó originalmente en el Tíbet, 
antes de que las conquistas políticas 
y el consiguiente ascendiente de las sectas «nuevas» o sarmapa
 impulsara a los «antiguos» a adoptar la clasificación de aquéllas, 
que los divide en hinayana, mahayana y vajrayana 
y que ha predominado durante los últimos siglos. 
En nuestra época, ha sido el lama Namkhai Norbu Rinpoché 
quien ha rescatado y difundido de nuevo la antigua clasificación.
90rNying-ma-pa.
91bSam-gtan Mig-sgron.
92bKa’-thang sDe-lnga. 
Esquema de las vías y los vehículos
Para concluir, 
es necesario presentar una clasificación esquemática de los vehículos 
basada en las enseñanzas de 
Nubchén Sanguîe Ieshe, 
Namkhai Ñingpo 
y Namkhai Norbu Rinpoché 
(aunque no aparece en ellas exactamente de la manera en que aquí se la esboza). 
Antes que nada, se clasifican los vehículos en: 
(A) vehículos mundanos
(cuyo objetivo es mejorar la calidad de la existencia samsárica), 
y (B) vehículos supramundanos 
(cuyo objetivo es conducir al practicante más allá del samsara). 
A continuación, 
los vehículos supramundanos se clasifican de la siguiente manera.
[..]27.12.11

[..]103
O sea, a estados susceptibles de ilustrar la condición de tiempo 
y espacio totales que el zurvanismo designó como Zurván, 
o que el shivaísmo designó como Mahakala; 
en términos de los conceptos expresados en Tarthang Tulku (1977), 
Time, Space and Knowledge. 
A New Vision of Reality (Emmeryville, California, Dharma Publishing), 
ciertas formas de contemplar la obra pueden resultar 
en una súbita expansión del espacio-tiempo-conocimiento 
en quien la contempla. 
Sin embargo, 
cabe recordar que la condición de 
Total Espacio-Tiempo-Cognitividad 
no puede ser causada ni desencadenada, 
pues se encuentra más allá de la causalidad, 
de la producción y de todo condicionamiento; 
así, pues, lo que tiene lugar en tales casos 
no es más que un estado o experiencia ilusoria, 
que debemos emplear como el reflejo en un espejo 
que nos permite descubrir 
la verdadera esencia, naturaleza o condición del espejo.
Es muy importante señalar que por lo general 
los mándalas que tienen el poder 
de afectar más radicalmente la percepción del “espectador” 
no son los que el artista pinta a raíz de haberlos construido mentalmente 
por medio de una práctica intencional de visualización 
(similar a la que, en referencia a la pintura de deidades en India, 
describió Coomaraswamy en un texto que se citó en una nota anterior), 
sino los que, en prácticas tales como el îangthik (yang-thig) 
o el töguel (thod-rgal) 
—o incluso el ñingthik (snying-thig)— 
del dzogchén  menngagdé (man-ngag-sde) o upadesha, 
se le manifestaron espontáneamente al pintor 
en forma de visiones de la energía rölpa (rol-pa) 
—y que, gracias a la imagen eidética, una prodigiosa memoria 
y/o un intenso entrenamiento el artista logró reproducir en su obra—. 
Este último tipo de arte también constituye, 
pues, un sendero al Despertar o la Iluminación, 
aunque lo hace de una manera diferente a la pintura china t-c. 
(Para una explicación de las distintas prácticas 
mencionadas en esta nota 
cfr. Capriles, Elías, 2000, Budismo y dzogchén; 
Vitoria, España, Ediciones La Llave.) [..]



[..] 58
Por supuesto, 
también es posible que el “Otro Mundo” 
al que se refirió Platón sea el constituido por la vivencia 
de lo que la enseñanza dzogchén (rdzogs-chen) 
designa como la forma rölpa (rol-pa) 
de manifestación de la energía, 
la cual es intangible, pero más brillante 
y luminosa que la energía tsel (rtsal) 
que constituye el mundo físico. 
De hecho, 
como se verá en una nota posterior, 
no se puede descartar 
la posibilidad de que los eidos de Platón 
no sean otra cosa que las formas de la energía rölpa.
En todo caso, 
es posible que lo visionario 
sea siempre aquello que se asemeja 
a la forma rölpa de manifestación de la energía, 
o que nos hace vivenciar la forma tsel 
de manifestación de la energía 
(el mundo “material” que experimentamos normalmente) 
de una manera similar a aquélla como se vivencia la energía rölpa.  [..]

Entrada homenaje 
por ser hoy el día 
en que nació mi maestro raíz, 
que tristemente ya trascendió. 
En su recordatorio,
cito un fragmento de texto 
de un libro sin igual.

copyright images; STEREOSCOPY.

[..] Hay muchos métodos diferentes para obtener la Introducción directa, 
y no todos implican que debamos mirar hacia el interior del organismo; 
sin embargo, 
todos ellos están simbolizados 
por el dedo con el que Garab Dorlle apunta a nuestro interior.
Una vez que se posee la Visión, 
y sólo una vez que se posee la Visión, 
se podrá continuar en ella y así seguir adelante 
con el segundo y el tercer elemento de la vía en el dzogchén 
—los cuales, como hemos visto, 
son la Contemplación o gompa y el Comportamiento o chöpa—. 
Ahora bien, 
por lo general, después de que se ha obtenido la Introducción directa, 
el error llamado avidya o marigpa vuelve a manifestarse; 
si la Introducción directa no dejó en el alumno una seguridad indeleble 
de que la verdadera condición de sí mismo 
y todos los fenómenos es la que descubrió en la Introducción directa, 
creerá que la visión dualista y substancialista condicionada por el error 
llamado avidya o marigpa es la que es verdadera, 
y en consecuencia no podrá aplicar las instrucciones 
que harían posible la liberación espontánea de dicha visión. 
De aquí que la segunda frase de Garab Dorlle sea «no permanecer en la duda»: 
a fin de poder continuar en la vía, 
es esencial que el alumno se encuentre seguro en todo momento 
de que la verdadera condición de la realidad 
es la que experimentó en la Introducción directa 
(de lo que se trata es de la manifestación espontánea 
de una certeza inconmovible acerca de la verdadera condición de la realidad 
que se deriva de la vivencia directa de la misma, 
y no de una decisión del individuo con respecto a la condición en cuestión; 
si el individuo tuviese que decidir algo, 
ello implicaría que dicha certeza ya ha desaparecido, 
y puesto que las decisiones son función del error, 
aplicarlas no haría más que sostener dicho error).68 
Entonces y sólo entonces se podrá continuar en el estado de rigpa o Verdad, 
aplicando el segundo y el tercer elemento de la vía —que, 
como hemos visto, son la Contemplación o gompa y el Comportamiento o chöpa.
Esto significa que el mero hecho de haber obtenido la Introducción directa 
no es suficiente para continuar automáticamente en la vía; 
si, después de la Introducción directa, 
surge la duda y ya no se sabe si la verdadera naturaleza de la realidad 
es la que se experimentó durante la Introducción 
o la que corresponde a la ilusión dualista y substancialista, 
el individuo tendrá que volver una y otra vez a la condición de la Introducción, 
hasta que, incluso cuando esté manifiesto el error, 
tenga conciencia de que la condición que experimenta está signada por dicho error 
y de que la verdadera condición de sí mismo 
y del universo es la que vivenció durante la Introducción directa.
Será sólo entonces, cuando ya no permanezca en la duda, 
que podrá cumplir con la tercera instrucción de Garab Dorlle 
y «continuar en el estado (de rigpa o Verdad)». 
Al comienzo, continuará en el estado en cuestión 
sólo durante sesiones formales de práctica,
con lo cual estará practicando lo que se conoce como Contemplación o gompa 
y que puede definirse como «durante sesiones de práctica, 
continuar en el estado de rigpa o Verdad 
que se descubrió al desocultarse el tawa o Visión». 
Ahora bien, 
a medida que vaya adquiriendo confianza y seguridad en la Contemplación y 
por lo tanto en el estado de rigpa o Verdad, 
podrá mantener el estado en cuestión 
también fuera de las sesiones formales de Contemplación o gompa, 
con lo cual estará manifestando el Comportamiento o chöpa.
De hecho, 
otras enseñanzas establecen una diferencia radical 
entre el estado de Contemplación o ñamshak69 
y el de post-Contemplación o llethob,70 
insistiendo en que durante el primero 
debemos permanecer en la condición libre de dualismo 
y de valorización absolutización delusoria 
que distintos vehículos identifican con la verdad absoluta, 
y durante el segundo debemos considerar la experiencia dualista 
y valorizada delusoriamente como si fuese una ilusión, un espejismo, 
un sueño y así sucesivamente. 
En el dzogchén, en cambio, 
la post-Contemplación 
no es otra cosa que la continuidad de la Contemplación misma 
en la vida cotidiana —o sea, 
el Comportamiento en el sentido en el que se lo definió al comienzo de esta sección.
En las sectas monacales tibetanas que practican las enseñanzas tántricas, 
por lo general se dice que externamente el practicante 
debe exhibir la conducta que prescribe el hinayana, 
manteniendo una actitud subyugada 
que en todo momento muestre que se están observando los preceptos 
propios de ese vehículo y que se está realizando la práctica; 
se afirma que internamente el practicante 
debe mantener la intención propia del mahayana, 
que es la de actuar por el bien de otros 
y dedicarse a lograr la liberación de todos los seres que sienten, 
y se señala que secretamente el practicante debe mantener el samaya 
y la práctica del tantra.
Esto no corresponde necesariamente al Comportamiento del atiyana-dzogchén. 
En tanto que no hayamos consolidado nuestra práctica 
por medio de la aplicación de los métodos más «avanzados», 
aunque en ocasiones logremos extender la Contemplación, 
de modo que abarque las actividades de nuestra vida cotidiana, 
durante esta última el error se manifestará una y otra vez, 
interrumpiendo nuestra Contemplación.

Como se vio en la primera parte del libro, 
el error implica una tendencia a establecer una autoimagen positiva 
que induzca aceptación o admiración en los otros individuos 
que comparten nuestros valores y en nosotros mismos, 
pues erróneamente creemos que ello nos permitirá 
hacer estables las sensaciones agradables 
y evitar la manifestación de las desagradables. 
Puesto que lo que más admiran 
quienes comparten los valores del budismo es la realización, 
la autoimagen más positiva que un budista
 pueda establecer es la de sí mismo como realizado. 
Mientras que, como vimos, 
el comportamiento del hinayana implica mantener una actitud subyugada 
que en todo momento muestre que se están manteniendo los preceptos 
y se está realizando la práctica, 
el Comportamiento del dzogchén es el comportamiento del Buda primordial, 
Samantabhadra / "Kuntuzangpo"(«Todo Bueno»), 
cuyo nombre significa que todo es viable: el nirvana es viable, 
y las manifestaciones virtuosas y díscolas del error son ambas igualmente viables. 
Cuando mantenemos la Contemplación en la vida diaria, 
puesto que todo se libera de forma espontánea al surgir,
no hay peligro de que construyamos una falsa imagen de nosotros mismos 
como realizados que han trascendido el samsara. 
Cuando se manifiesta el error, 
no tenemos que controlar su manifestación de modo 
que nuestra conducta parezca corresponder a la que la vía de renuncia 
atribuye al realizado budista; 
así, pues, si espontáneamente surgen comportamientos bruscos, 
impulsivos o díscolos, 
aprovechamos su manifestación para, 
en la medida en la que éstas contradicen la imagen del «realizado», 
frustrar el impulso a adherirnos a la imagen virtuosa que desearíamos consolidar, 
usando la molestia ocasionada por las proyecciones negativas 
que los demás puedan hacer sobre nosotros como una alarma 
que nos recuerda aplicar las instrucciones de la práctica y que, 
de este modo, hace posible la liberación espontánea 
de aquello que había interrumpido el estado de Contemplación. 
Este mantener la Contemplación en todas las actividades de la vida diaria 
y usar la manifestación habitual del error para lograr su liberación espontánea, 
es lo que se conoce como Comportamiento (chöpa), 
que constituye el tercer aspecto de la vía.71
Ahora bien, los falsificadores, 
que en la «era de la oscuridad» son más abundantes que nunca, 
también pueden imitar el Comportamiento de Samantabhadra, 
manifestando toda clase de conductas díscolas 
sin mantener el estado de Contemplación, 
e incluso sin haber jamás obtenido la Introducción directa, 
con el único objeto de hacer creer a otros 
que son grandes practicantes del atiyana-dzogchén
Es por esto que no hay signos externos 
que permitan reconocer a un realizado o a un practicante avanzado de dzogchén: 
el verdadero adepto sólo exhibirá su capacidad de Contemplación 
cuando convenga que algún otro individuo la reconozca
el falsificador podría imitar las formas de mirar propias de la Contemplación 
y hasta el Comportamiento de Samantabhadra 
a fin de hacer creer a otros que él o ella es un consumado practicante.

Para concluir, cabe señalar que —como se sigue claramente de todo lo anterior— aunque la Introducción directa tiene lugar de manera súbita, a continuación sigue todo un proceso de progresiva Iluminación continua. Es por esto que se dice que el atiyana-dzogchén no es ni una enseñanza abrupta ni una enseñanza gradual. [..]
Parte II. Budismo

Y para terminar el recordatorio una imagen,
la continuidad férrea que transmite este yogui,
al no sucumbir durante casi cuarenta años,
a desviarse de su compromiso autoimpuesto.
EL HOMBRE QUE LLEVA 38 AÑOS 
CON EL BRAZO LEVANTADO.

Un devoto de la India decidió levantar su brazo, 

en honor al dios Shiva, en 1973, 
y hasta la fecha su brazo jamás ha caído. 
Algunos afirman que se trata de personificar un estandarte de paz y disciplina, 
mientras que otros aseguran que el acto de inmovilizar su brazo 
representa una tajante separación de los placeres mortales. 
Sobra decir que ahora el brazo de Amar no es más que un trozo de carne y hueso, 
inservible dentro del plano del pragmatismo material, 
pero a la vez representa una especie de pulsante antorcha 
que irradia la materialización impecable de una intención precisa.[..] 


[..] Todas las grandes cualidades de la budeidad 
-la sabiduría, la compasión y la capacidad para beneficiar a los demás- 
surgen de este despertar original. 
Volvamos a la palabra sangye, el termino tibetano para "buda", 
que literalmente significa "perfección purificada". 
La conciencia dualista manchada con los cinco venenos se purifica, 
mientras que la abundancia innata de las cualidades de sabiduría se perfecciona. 
A esto también se le llama despertar o iluminación.
Esto es, brevemente, la esencia o el mismo corazón de 
las "tres palabras que golpean el punto vital". 
Si quieres más detalles, puedes leer todo el Tripitaka, 
los comentarios de los maestros, los cien mil tantras ñingma, etc. 
Un gran maestro dijo una vez:
 " Todos los miles de volúmenes y escrituras 
han sido enseñados con el solo propósito de realizar las tres palabras". 
El único propósito de que el Buda diera enseñanzas
fue el de capacitarnos para reconocer nuestra naturaleza vacía y conocedora, 
entrenarnos en eso y lograr estabilidad.

El herrero puede mover su martillo en todas las direcciones, 
pero tiene que de­jarlo caer siempre en el yunque. 
Del mismo modo, el Buda dio todas las diferentes clases de enseñanzas, 
pero todas ellas se reducen al mismo punto. 
Aunque el he­rrero haga oscilar su martillo en el aire, 
siempre intenta golpear en un solo punto en el yunque. 
El martillo que golpea en este punto en el yunque es como 
"las tres palabras que golpean el punto vital".
Qué queremos decir por punto vital:
Si tú quieres matar a alguien, el cuerpo físico tiene sus puntos vitales, 
por ejemplo, el corazón. 
Si quieres matar o cortar la fuerza vital del pensamiento confuso, 
no hay otro método que reconocer la na­turaleza búdica. 
Cómo matarías a alguien si le cortas los brazos y las piernas no lo matarás de verdad, 
no es así Apuñalándolo en un pie tampoco lo matarías. 
Pero si lo apuñalas perfectamente en el corazón, 
en el mismo momento en el que saques el puñal, tu víctima ya estará muerta.
Si quieres matar la confusión del samsara, tu arma son esas tres palabras.

Hay otro proverbio de Kham sobre una montaña llamada Ngomo Langtang, 
que está en el linde de una vasta planicie.
Cuando se anda hacia la montaña, 
siem­pre parece que se está justo enfrente de ella, 
sin importar cuán lejos se esté, 
"a un día de marcha es visible, a dos más de marcha es visible". 
La distancia es tan vasta que parece que nunca te acercas. 

Victor Olenev http://www.arthealing.org/
Del mismo modo, 
cuando doy enseñanzas hablo precisamente este punto y 
cuando doy otra enseñanza de nuevo vuelvo a hablar justo de ello. 
Es como el gorgorito de un pequeño gorrión. 
Un gorrión gorgoritea del mismo modo cada día. 
Mi enseñanza siempre es la misma. 
Yo gorgoriteo un día y al día siguiente hago justo el mismo gorgojeo. [..]


El maestro dijo:
Si practicas el dharma, necesitas observar ocho clases de silencio.
La dama preguntó: Cuáles son
El maestro dijo: Para observar el silencio del cuerpo, 
permanece en lugares de retiro sin caer en extremo alguno. 
Haciendo esto te apartarás de la pasión y de la agresión.

- Para observar el silencio de la palabra, permanece como un mudo.
Haciendo esto no te distraerás de la práctica espiritual chismorreando con otros.

- Para observar el silencio de la mente, no permitas ser gober­nado 
por el pensamiento discursivo y las distracciones.
Esto te permitirá permanecer en la naturaleza innata del dharmakaya más allá del pensamiento.
- Para observar el silencio de los placeres sensoriales, abando­na los conceptos de alimento puro e impuro.
Esto hará tu vida simple y será causa de que las dakinis se reúnan.


- Para observar el silencio de las instrucciones orales, no las des a personas inadecuadas.
Esto te permitirá recibir las bendi­ciones del linaje.

- Para observar el silencio de la conducta, actúa espontánea­mente y sin hipocresía.
Esto te permitirá progresar y evitará que tu mente acumule oscurecimientos.
- Para observar el silencio de la experiencia, permanece libre de apego o fascinación 
por tus experiencias y no las comentes con los demás.
Esto te permitirá alcanzar el siddhi de mahamu­dra en esta vida.

- Para observar el silencio de la realización, permanece libre de ambición y
 reposa sin caer en extremo alguno.
Esto te permi­tirá ser liberado instantáneamente en el momento de la realiza­ción.
En general, la gente que no puede practicar ni siquiera el tiempo que dura una comida, 
que son incapaces de permanecer en silencio hasta que la sesión de recitación ha finalizado y no pueden mantener sus parlanchinas bocas cerradas, no tendrán el más mínimo éxito en guardar silencio. [..]



[..] El hecho de que en el atiyana-dzogchén el verdadero maestro sea el aspecto Visión o tawa de la vía, y de que el compromiso consista en encontrarse más allá del juicio y por ende de pensar en términos de preceptos, no significa que, cuando el individuo no logre mantener la Contemplación y en ella o él se manifieste la valorización-absolutización delusoria no exista compromiso alguno con el maestro y con los otros practicantes.194 La relación entre el maestro y sus estudiantes se extiende hasta la realización final, de modo que en la mayoría de los casos va mucho más allá de la tumba. 

También el hecho de que distintos practicantes sigan la misma enseñanza y tengan el mismo maestro, 
o de que realicen juntos una práctica en el estado de Contemplación, 
una relación entre ellos que dura hasta la realización final. 
Este tipo de relación se compara con la existente entre personas que están juntas en el mismo bote con la intención de llegar a la otra orilla: si dañan el bote o se ponen a pelear entre sí en medio del río, los resultados pueden ser extremadamente negativos. A las personas que quieren llegar a la otra orilla —el nirvana— en el bote de la enseñanza de un cierto maestro, se las conoce como hermanos y hermanas vajra. Ellas deben colaborar y respetarse entre sí; de hecho, si la colaboración y el respeto están presentes, no se crearán dificultades mayores, aunque puedan ocurrir incidentes menores.
Ahora bien, el hecho de que vayamos en el mismo barco con un respetado maestro y con nuestros hermanos y hermanas vajra, sobre todo cuando el barco en cuestión está asociado a la enseñanza que consideramos como la suprema, implica el peligro de usar nuestra pertenencia al grupo que consideramos como el más especial, dirigido por el maestro más importante, para mejorar nuestro sentido de identidad e inflar nuestro pecho con orgullo. Esto es especialmente peligroso en el momento actual, cuando el budismo tibetano se ha transformado en la forma de espiritualidad más chic de Hollywood y de la cultura pop, y se ha llegado a conocer ampliamente que el dzogchén constituye la enseñanza suprema de esa forma de budismo.
En tales condiciones, ser practicante de budismo tibetano y en particular de dzogchén puede ser un signo de estatus, y la condición de «viejo practicante» puede conferir al individuo un sentido de identidad todavía más elevado. Ahora bien, mejorar el propio sentido de identidad por medio de la práctica del budismo implicaría usar la enseñanza que conduce más allá del samsara para ascender temporalmente a los reinos superiores de éste, empujando egoistamente hacia abajo a los no-budistas, o a quienes no pertenezcan a nuestro grupo. Sería sumamente triste que empleásemos el dzogchén para dar rienda suelta a los impulsos que el budismo y la enseñanza dzogchén deberían permitirnos superar. [..]

[..]194 De hecho, al juzgar al maestro y/o a los otros practicantes estaríamos violando el samaya del dzogchén, que exige continuar ininterrumpidamente en el estado de rigpa o Verdad más allá de todo juicio y de todo tipo de dualismo. Por esto se dice que este samaya con el maestro no se encuentra totalmente aparte del ya considerado. [..]
Parte I. Budismo
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