[..] En el tantra del dzogchén
El rey que todo lo crea (Kulayaraja tantra),
El rey que todo lo crea (Kulayaraja tantra),
podemos leer:
«La (naturaleza de la) mente es la creadora de todo el samsara y el nirvana:
¡es a este "rey que todo lo crea" al que es necesario conocer!»
En general se explica que transmigramos en la visión impura e ilusoria del samsara, pero en realidad es sólo nuestra mente la que transmigra. Y es precisamente (la naturaleza de) nuestra mente, purificada, la que se descubre en el estado puro de la Iluminación. La (naturaleza de la) mente es en verdad la única base o raíz de todo: del samsara y del nirvana, de los seres que sienten y de los Iluminados.
¿Cómo comienza la existencia cíclica condicionada en la visión impura del samsara? La naturaleza o esencia de nuestra mente —o sea, nuestra propia capacidad cognoscitiva— es totalmente pura desde el origen. Ahora bien, los obstáculos temporales asociados al "des-Conocimiento" impiden el "re-Conocimiento" (de) nuestra verdadera condición, o sea, el "auto-re-Conocimiento" (de) la pura Presencia no dual o "Presencia absoluta"
inherente a la naturaleza de nuestra mente. Careciendo del "re-Conocimiento" (de) esta condición, surgen los pensamientos ilusorios y los impulsos a la acción causados por las pasiones. De este modo acumulamos acciones negativas y, puesto que la maduración del karma es inevitable, como resultado de ellas transmigramos de uno a otro de los seis estados de existencia samsárica, experimentando todo el sufrimiento que ello produce.
En resumen, la carencia del "re-Conocimiento" (de) nuestro estado original de pura Presencia no dual es la causa de la transmigración en la existencia cíclica condicionada,
que nos hace esclavos de innumerables ilusiones y distracciones.
En efecto, condicionados por la mente, adquirimos un poderoso hábito de realizar acciones ilusorias.
En resumen, la carencia del "re-Conocimiento" (de) nuestro estado original de pura Presencia no dual es la causa de la transmigración en la existencia cíclica condicionada,
que nos hace esclavos de innumerables ilusiones y distracciones.
En efecto, condicionados por la mente, adquirimos un poderoso hábito de realizar acciones ilusorias.
A su vez, el puro estado de Iluminación es (la naturaleza de) nuestra mente (auto-re-Conocida como tal) y no algo que nos llega desde el exterior, como, por ejemplo, algún tipo de luz enceguecedora. En efecto, si "re-Conocemos" nuestro estado primordial de pura Presencia no dual, puro desde el origen aunque haya estado temporalmente velado y obstaculizado, y continuamos en este "re- Conocimiento" sin distraernos, todas las impurezas se disuelven: ésta es la esencia de la Vía. El perseverar en el "re-Conocimiento" (de) la naturaleza de pureza total del Estado primordial va haciendo a este "re-Conocimiento" tan estable que finalmente lo poseemos para siempre (y nos encontramos total e irreversiblemente "liberados de impurezas"). Es a este Conocimiento definitivo o definitiva pura Presencia no dual (de) nuestra verdadera condición original al que se le da el nombre de nirvana.' En consecuencia, la Iluminación no es más que (la naturaleza de) nuestra mente purificada (de todas las impurezas temporales de error).
Por esto Padmasambhava ha dicho:
«(La naturaleza de) la mente ha creado tanto el samsara como el nirvana:
más allá de ella no existen ni el uno ni el otro».
Comprendiendo que la (naturaleza de la) mente es la raíz tanto de la existencia cíclica condicionada como de la Iluminación, podemos alcanzar la certidumbre de que el carácter aparentemente concreto de los fenómenos materiales y de los seres que sienten no es más que una visión ilusoria de nuestra mente. En efecto, a causa de los diversos karma acumulados, los varios tipos de seres sensibles tienen distintas visiones ilusorias, que son tan irreales como el color amarillo que un enfermo de bilis" percibe en una concha marina de color blanco.
Si los representantes de los seis estados de existencia samsárica se encontrasen a la orilla de un río, a causa de sus seis distintos tipos de karma ese mismo río se le presentaría a cada uno de ellos de una manera diversa:
el representante de los (seres de los) "infiernos de fuego" vería llamas,
mientras que el de los (seres de los) "infiernos de hielo" vería hielo;
el representante de los "espíritus famélicos" vería sangre y pus;
el de los animales acuáticos, un lugar para vivir;
el ser humano vería agua para beber;
el representante de los semidioses, armas;
el de las divinidades, finalmente, vería néctar.
Este ejemplo se utiliza para ilustrar el hecho de que no existe ninguna realidad concreta y objetiva.
Si los representantes de los seis estados de existencia samsárica se encontrasen a la orilla de un río, a causa de sus seis distintos tipos de karma ese mismo río se le presentaría a cada uno de ellos de una manera diversa:
el representante de los (seres de los) "infiernos de fuego" vería llamas,
mientras que el de los (seres de los) "infiernos de hielo" vería hielo;
el representante de los "espíritus famélicos" vería sangre y pus;
el de los animales acuáticos, un lugar para vivir;
el ser humano vería agua para beber;
el representante de los semidioses, armas;
el de las divinidades, finalmente, vería néctar.
Este ejemplo se utiliza para ilustrar el hecho de que no existe ninguna realidad concreta y objetiva.
En consecuencia, conscientes de que la raíz del samsara no es otra que la mente, deberíamos dedicarnos completamente a erradicarla. De manera similar, re-Conociendo la (naturaleza de la) mente, que constituye la esencia de la Iluminación, uno se libera. Habiendo así obtenido la certidumbre de que la (naturaleza de la) mente es la base única tanto del samsara como del nirvana, debemos tomar la decisión de practicar.
Este trabajo consiste en mantener continuamente, sin distraernos, la (patencia de la) pura Presencia no dual que constituye la naturaleza de la mente. Si queremos detener un riachuelo, debemos bloquearlo en su fuente: al hacerlo, su curso se detendrá automáticamente. Si intentáramos bloquearlo en la desembocadura, en cambio, no lograríamos nuestro objetivo. De igual manera, si queremos erradicar el samsara, debemos extirpar su raíz: nuestra mente (dualista), que lo creó y que lo sigue creando a cada instante. En efecto, no hay otra forma de liberarnos de la existencia cíclica condicionada, ni otro modo de purificar los obstáculos y los sufrimientos debidos al karma negativo, cuya única causa es también nuestra mente (dualista). Si esta última no se extirpa, no importa cuántos actos virtuosos realicemos con el cuerpo y con la voz, no obtendremos más que beneficios temporales (y, puesto que la raíz de los impedimentos kármicos todavía se encontrará dentro de nosotros, probablemente volveremos a acumularlos). Esto sería lo mismo que podar un árbol en vez de arrancarlo de raíz: en vez de secarse, el árbol volvería a crecer hasta alcanzar su tamaño anterior.
Para conquistar un reino no basta con subyugar
a algunos miembros de la corte
o a una parte de la población;
es necesario someter también al rey.
Del mismo modo,
si (la naturaleza de) nuestra mente —el "rey que todo lo crea"—
no se encuentra en su estado auténtico,
aunque apliquemos los métodos tántricos de "desarrollo" y "perfeccionamiento"
Si no mantenemos la pura Presencia no dual sin distraernos y nos dejamos comprometer emocionalmente con la distracción y la ilusión (siendo, en consecuencia, arrastrados por nuestros pensamientos), jamás nos liberaremos de la ilimitada cadena de la existencia cíclica condicionada. Pero si mantenemos la Presencia (de) la verdadera condición o naturaleza de nuestra mente, de modo que dicha naturaleza no sea ocultada por la distracción y nuestra mente no sea condicionada por la ilusión y en general por las fuerzas que actúan en su interior, contendremos en nosotros la esencia de todas las enseñanzas y de todas las vías. En efecto, todos los fenómenos de la visión dualista, tales como el samsara y el nirvana, la felicidad y el sufrimiento, el bien y el mal, surgen sólo de la mente y no tienen otro origen. Por esto se dice que la no distracción (con respecto a la naturaleza) de la mente, (que disuelve la raíz de la ilusión, que es la mente), es la base de todas las vías y el punto fundamental de la práctica.
Siguiendo la profunda vía de la pura Presencia no dual, más allá de toda distracción, los Budas del pasado consiguieron la Iluminación, los realizados del futuro obtendrán la Iluminación, y quienes se realizan actualmente alcanzan la Iluminación. Todos los realizados se basan en la pura Presencia no dual, pues no existe otro modo de obtener la Iluminación: el "re-Conocimiento" de nuestra verdadera condición y la continuación de la Presencia (de) ésta es la esencia de todas las vías, la base de . todas las meditaciones, la finalidad de todas las prácticas, el extracto de todos los métodos secretos y la clave de las enseñanzas más profundas. Por lo tanto, a toda costa debemos mantener la pura Presencia no dual de manera continua, sin distraernos.
Esto significa que no debemos seguir el pasado ni anticipar el futuro y, sin dejarnos comprometer emocionalmente con los pensamientos ilusorios que surjan en el momento presente, debemos volvernos hacia el interior y "re-Conocer" la verdadera naturaleza de todo lo que se manifieste en nuestra mente, dejando en su propio estado todo lo que aparezca, más allá de los límites conceptuales constituidos por el pasado, el presente y el futuro. Sin dejarnos condicionar por las impurezas constituidas por los conceptos y en particular sin intentar determinar cómo es nuestra verdadera condición —(o sea, sin juzgar) si ella existe o no existe, si es algo positivo o negativo, etc.— debemos permanecer en dicha condición, sin corregirla.
Por lo tanto, es muy importante que no se dejen distraer
por los pensamientos que se refieren a los "tres tiempos".
Ahora bien, si, con la intención de que ellos no le distraigan, uno intenta eliminar todos los pensamientos concentrándose en la búsqueda de un estado calmo o de placer, debe percatarse de que está incurriendo en otro error, pues dicha concentración en sí misma no es más que otra estructura conceptual. [..]
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